1. Introducción
1.1. Marco cronológico y geográfico
Denominamos Antigüedad o
época antigua a la etapa posterior a la Prehistoria y anterior a la Edad Media.
Se caracteriza porque en ella aparecen los primeros documentos escritos y
porque se desarrollan brillantes civilizaciones siendo las más destacadas los Imperios Agrarios (Mesopotamia y Egipto) así como el mundo clásico
que comprende las civilizaciones de Grecia y Roma.
Denominamos Imperios Agrarios
a las primeras civilizaciones desarrolladas que surgen en torno al Creciente
Fértil (ríos Tigris y Eúfrates) en Mesopotamia y en torno al río Nilo (en
Egipto). Con estas civilizaciones agrarias –fueron las primeras en desarrollar
la agricultura- entra el hombre en la Historia. Aquí surgirían además, las
primeras ciudades.
Mapa de sitios arqueológicos
de Mesopotamia (Oriental Institute, University of Chicago)
Mesopotamia
quiere decir país “entre ríos”. Era una llanura muy rica y fértil bañada por
los ríos Tigris y Eúfrates (actual Irán e Irak). Mesopotamia es la cuna de la
civilización. Aquí se desarrolló una civilización antiquísima, que parece ser
incluso más remota que la egipcia, y cuyos comienzos hay que situar en el
cuarto milenio a. de C. En esta cultura florecieron la agricultura, el
comercio, el derecho y las artes. Fue en Mesopotamia donde surgieron los
primeros documentos escritos (c. 3000 a de C), -no olvidemos que la escritura
es una invención sumeria-, los primeros textos legales, las primeras crónicas
militares, los primeros conocimientos científicos e inventos tan importantes como
la rueda. Ya hay referencias sobre esta civilización en la Biblia y en
documentos egipcios, ya que tuvieron un constante contacto con el pueblo
egipcio. Múltiples factores propiciaron que Mesopotamia fuera la cuna de la
civilización (factores humanos, geográficos, climáticos, económicos).
Escultura que representa a Gudea, rey de Ur;
cilindro sello; el intendente de Mari, c. 2500 a de C
1.2. Un caleidoscopio de
pueblos e imperios
Mesopotamia fue un caleidoscopio de pueblos y culturas diferentes, sin unidad
geográfica real y sin capital permanente pero con cierta unidad de estilo, al
menos en el arte (sumerios, acadios, asirios, babilonios, etc.). Los sumerios,
establecidos en el sur de la región, fueron unos de sus pobladores más
antiguos. Vivían en ciudades-estado independientes, controladas por un soberano
que actuaba como representante del dios en la tierra y una poderosa casta
sacerdotal. Posteriormente los acadios, en el sur, y los asirios, en el norte,
organizarán estados militares bajo el poder de un monarca autoritario. Más
tarde, la idea de dominio territorial dará lugar a la formación de otros
imperios poderosos, como el babilónico o el persa, en el actual Irán, con una
organización estatal muy perfeccionada y centralizada. En todas estas culturas,
el arte se pondrá al servicio de las necesidades políticas, actuando como un
medio de propaganda de la imagen de los gobernantes y de su poder.
Cronología: se extiende desde el tercer milenio antes de Cristo hasta c. 500 a C.
Mesopotamia desarrolló una civilización
equiparable en importancia a Egipto.
El arte es uno de los grandes capítulos de la historia de Mesopotamia.
Su más importante legado cultural es sobre todo, la escultura (escultura
exenta, relieves…), que podemos encontrar fundamentalmente en museos de Europa
y Estados Unidos.
2. La indumentaria en Mesopotamia
2.1. La importancia de la
indumentaria mesopotámica. Fuentes para su estudio
Las artes textiles alcanzaron un
gran desarrollo desde las épocas más remotas de Mesopotamia. Se convirtieron en
una importante mercancía comercial y
fueron objeto de regalo para reyes y reinas. La indumentaria
mesopotámica es sorprendente por sus
diseños, materiales y adornos. Las evidencias sobre su indumentaria las
encontramos en esculturas, relieves,
mosaicos y cerámica, incluso en
las tablillas de arcilla y las tumbas reales.
2.2. Uttu, la
diosa de las artes textiles y el vestido
Los mesopotámicos eran politeístas. Sabemos que en los sumerios creían en una diosa del arte de
tejer y del vestido denominada Uttu. Uttu
en sumerio significa “tejido” y se la solía representar como una araña en su
red. En
ocasiones es confundida con Utu, el dios masculino del sol.
Relieves que representan a la diosa sumeria del arte de tejer llamada Uttu. Fuente de las imágenes: mesopotamiangods.com
El dios sumerio Nannar o Nanna, c. 2000 antes de Cristo. Aparece impresionantemente vestido, con cuidados cabellos y barba, con tocado y alhajado. Fuente de la imagen: mesopotamiamgods.com
Diversos dioses sumerios
En cuanto a los materiales, en
un principio utilizaban pieles de
animales y con el tiempo aprendieron a tejer sus propias telas. Los primeros telares en Mesopotamia están fechados
circa el año 3000 a de C. La perfección y finura con la que realizaban estas
piezas es sorprendente, como se puede comprobar en los fragmentos de lino que
aparecieron en las tumbas reales. El lino
era un material muy lujoso y sólo lo llevaban las personas más enriquecidas de
la sociedad como los sacerdotes. También lo empleaban como vestimenta para las
esculturas de los dioses. Así las
cosas, el material más usual en su indumentaria era la lana, que se utilizaba para prácticamente cualquier tipo de
vestimenta, desde abrigos hasta zapatos.
El algodón no se introdujo en
Asiria hasta aproximadamente el año 700 a de C y la seda se cree que fue introducida en occidente por los persas, fruto
de sus relaciones con comerciantes chinos como luego veremos.
Ejemplos que
muestran la indumentaria sumeria, acadia y persa. En Sumeria eran habituales los
hombres con el pelo afeitado; cabeza acadia con turbante realizada en alabastro;
tocado persa.
2.3. Indumentos sumerios (3000–2000 a de C.) y acadios (2350–2218 a de C.). La silueta "cilindro-sello"
Para sumerios y acadios la prenda esencial
era el kaunakés, una falda larga realizada con pieles de cabra u oveja. La denominación de kaunakés fue dada por los griegos. El kaunakés era el traje
característico del pueblo sumerio, más habitual en hombres que en mujeres. Hacia
el 2500 a de C. las faldas realizadas con piel de oveja fueron sustituidas por
paños de lana.
Ejemplos de kaunakés
Los
hombres también podían llevar una túnica con uno de los hombros al descubierto como
observamos en las representaciones del ensi o patesi Gudea. Los patesi eran una especie de rey-sacerdote de la ciudad
de Lagash y existen varias representaciones sobre su figura, hoy repartidas en
varios museos (Louvre, etc.)
Curiosamente, en las esculturas sumerias los cuerpos parecen
cilindros sellos envueltos en mantos y túnicas.
Esculturas que representan al rey Gudea de
Lagash portando una túnica con el hombro al descubierto, c. 2144 a de C
Los
hombres solían llevar la cabeza
totalmente afeitada, aunque hay ejemplos barbados y con el pelo largo. Se cree
que las mujeres, como las egipcias, llevaban pelucas y postizos. Suelen aparecer peinadas con moño.
El
hieratismo y la frontalidad así como la geometrización son rasgos que comparten
la estatuaria egipcia y la mesopotámica
Las
mujeres llevan una túnica de mangas
cortas, cubiertas por encima con un chal. Este tipo de chal lo veremos en los saris indios, incluso en nuestros días.
También pueden llevar puesto una especie de abrigo similar al kaunakés.
2.3.1. Las joyas. Un auténtico tesoro: el real de Ur
Los
sumerios fueron una civilización refinada por lo que se refiere a las joyas y adornos. Despuntaron en todas
las artes suntuarias, especialmente en la joyería y las artes del metal. La
perfección en el trabajo del oro y lapislázuli es espectacular. Utilizaban como
adhesivo el betún, un derivado del petróleo. Para conocer los adornos de joyas
de esta etapa el mejor ejemplo lo conforma el Tesoro Real de Ur, c. 2500 a de C.
El Tesoro Real de Ur
Con respecto a los acadios, eran un pueblo semita, diferente a los
sumerios. No hablaban la misma lengua. Sin embargo, adoptaron enteramente el
vestido sumerio.
2.4. Babilonios (2105–1240 a de
C) y asirios (1200–540 a de C)
Los vestidos de babilonios y asirios, partiendo de los
estilos sumerios y acadios, evolucionaron hacia diseños más sofisticados. Así lo comprobamos
estudiando los grandes relieves
escultóricos de esa etapa. Había dos indumentos esenciales: la túnica y los chales. Las túnicas,
realizadas en lana y de brillantes colores, podían llegar hasta las rodillas o
los tobillos. Sobre ellas colocaban chales de rico colorido –púrpura, azul o
blanco- con flecos de diferentes proporciones y tamaños. Los motivos
decorativos eran básicamente geométricos. Eran frecuentes los bordados. También
portaban cinturones. Las mujeres
llevaban una falda corta como ropa interior y los hombres, taparrabos. Los zapatos solían ser sandalias o botas. Las sandalias iban atadas al tobillo y con una anilla para sujetar el dedo
gordo. El cuidado del cabello era muy importante para los asirios y babilonios. Lo trataban
con perfumes, aceites y e incluso tintes (de color negro). Los hombres lucían
largas y geometrizadas cabelleras, con bellos bucles. Se cree que incluso usaban
extensiones o postizos.
Relieves asirios con las túnicas características de esta
civilización. Se aprecian brazaletes y pulseras
Los tocados son muy habituales:
turbantes, tiaras cilíndricas… Como vemos en las representaciones escultóricas,
a los asirios les apasionaban las joyas en el cuello, en la cabeza y en
las muñecas, una prueba más de su afición por el lujo y la ostentación como
formas de diferenciación social. Este hecho no impide que fuera un pueblo
sumamente belicoso, como también nos refleja su arte.
En Babilonia aparece la ley más antigua
conocida sobre el velo femenino; fue
escrita en hacia el 1200 a. de C. aunque posiblemente sea mucho más
antigua. Andando el tiempo, será una de las características de la
vestimenta islámica femenina.
En el arte asirio-babilónico son escasas las representaciones femeninas por
lo que desconocemos en gran parte cómo era la indumentaria de las mujeres. En alguna ocasión aparece la reina con
una vestimenta muy parecida a la del hombre.
2.5. Los persas, ¿inventores de los pantalones? (550–330
a de C)
Los
habitantes de la Meseta de la actual Irán
fueron el origen de los grandes imperios de la Antigüedad con la dinastía
Aqueménida. Este imperio, enemigo acérrimo de los griegos, aglutinó a diversas
civilizaciones milenarias en su territorio: mesopotámicos, sirios, egipcios,
algunas regiones de la India y en algún momento, parte de Grecia. Este estado
gigantesco estaba regido por poderosos reyes
como Ciro el Grande o Darío y sobrevivió hasta el siglo IV a de C, momento en
que su poder fue derrotado por el gran Alejandro
Magno.
Batalla de Issos, que enfrentó a Alejandro Magno contra Darío III. Detalle de Alejandro
Magno y de Darío III. Museo Arqueológico de Nápoles
El arte persa se difundió a través de los
grandes palacios como Susa,
Pasargadas o Persépolis. Esta civilización concedió un gran desarrollo a las
artes suntuarias de ricos materiales y policromía.
El traje
persa nos interesan por las
innovaciones tipológicas que aportan y que harán fortuna: túnicas de manga larga, con una considerable labor de costura, y un
gran invento, los pantalones,
posiblemente creados por razones hípicas como ha señalado el historiador Pablo
Pena. También portaban una túnica
abierta por delante, llamada kandys o
caftán, que será más adelante prenda
esencial para los mogoles y turcomanos.
Se cree que gracias a los persas los occidentales
conocieron la seda dadas sus
transacciones comerciales con China, particularmente durante las dinastías Qin
y Han (ambas del siglo III a de C).
Relieves procedente del palacio de Persépolis (Persia Aqueménida) y friso de los Inmortales, Palacio de Susa
Relieve de ofrendas, palacio de Persépolis.
Obsérvese que los personajes llevan pantalones
Finalmente
hay que señalar que la combinación entre el chal mesopotámico y la túnica de
lino egipcia están en la base del traje sirio-fenicio de la etapa de la
Antigüedad. A este respecto, es interesante destacar que los fenicios –en la
actualidad el Líbano- produjeron en la ciudad de Tiro, púrpura, un
colorante que se obtenía de un molusco y que daba un color rojo oscuro-azulado,
símbolo de riqueza, dignidad y ostentación durante siglos. Fue el símbolo por
antonomasia de riqueza, mucho más que el oro. Conseguir este colorante
natural era un proceso costosísimo. El secreto de la púrpura se perdió con la caída del
Imperio bizantino (1453) pero fue descubierto gracias a las investigaciones que
efectuó el zoólogo Lacace-Duthiers en las Islas Baleares (siglo XX).