Descripción del blog


Este blog educativo está dedicado a la Historia del Arte en general, y a la Historia de las Artes Decorativas y el Diseño en particular. Apuntes de Fundamentos del Arte I y II. Resúmenes de Historia de la Indumentaria. Cine en el Arte, Arte en el Cine. Todos los textos han sido escritos por la autora del blog, Ana Galván Romarate-Zabala. Si los utilizas, cita las fuentes. Todas las imágenes contenidas en esta web tienen exclusivamente una intencionalidad didáctica. Si alguna imagen empleada vulnera derechos de autor, puede solicitar la retirada del material que considere de su propiedad intelectual. El contenido de mis artículos puede ser descargado libremente, pero por favor, cite la procedencia. Imagen que encabeza el blog: Un Bar aux Folies Bergère, Édouard Manet, c. 1882. Courtauld Institut, Londres. Fuente de la imagen: Wikimedia Commons. Public Domain

miércoles, 27 de septiembre de 2023

0.1 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA INDUMENTARIA


TEMA 1. INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA INDUMENTARIA


El concepto de indumentaria. Indumentaria versus moda
 

Al abordar el intrincado mundo de la indumentaria hemos de tener presente que trazar su historia es contar el relato del ser humano, puesto que está estrechamente relacionada con la cultura de un pueblo en una época determinada. Según el diccionario de la RAE, el término indumentaria que procede del vocablo latino “indumento”, significa en su primera acepción, “perteneciente o relativo al vestido” y en una segunda, “estudio histórico del traje”. 

Debemos partir de la premisa de que el concepto de moda e indumentaria no son stricto sensu sinónimos y como afirma Carmen Abad-Zardoya es algo obvio que a menudo se pasa por alto.

La palabra moda procede del francés mode y éste a su vez del latín modus -modo, medida, moderación- y también manera, en francés façon, que dará lugar a fashion en inglés. Mode fue un término acuñado en el siglo XVII en Francia, al menos, así aparece en sus diccionarios, y sorprendentemente se difundió por Europa, con sus equivalentes en otros idiomas, coetáneamente. Así por ejemplo, en español, la primera mención a esta palabra procede de un literato, Luis Vélez de Guevara en su novela El diablo cojuelo (1641). 

Hay que señalar que el concepto de moda es mucho más amplio y complejo que el de indumentaria. La RAE subraya que la moda tiene que ver con usos y costumbres en su primera acepción, sin aludir al vestir. De hecho, el Diccionario de María Moliner argumenta lo mismo, ya que puede darse moda en muchos aspectos como mobiliario o literatura… aunque también señala que “si no se especifica otra cosa, se entiende la moda en el vestido”. La segunda y tercera acepción de la RAE ya definen de forma muy concreta la moda, haciendo referencia a la vestimenta.

La indumentaria es el traje o vestido, con sus diferentes tipologías y acepciones, que incluyen todo tipo de accesorios y complementos. 

La historia de la moda corre paralela a la del gusto colectivo de una sociedad, de una época, de un país, de una ciudad. Es el imperio de lo efímero, marcado por tendencias de naturaleza inconstante, que apuestan por lo nuevo y fugaz sin renunciar a revivals del pasado, aunque solo sea para negarlos.

 

Así las cosas, podemos considerar que la moda en sentido lato, total, es eterna, ha existido desde la noche de los tiempos, porque siempre han surgido creadores de estilo y se han marcado tendencias.  Ahora bien, en sentido estricto, los orígenes de la moda pueden cifrarse en distintos periodos históricos siendo sus tres grandes hitos:  la Baja Edad Media y los siglos XVII y XIX.

La mayoría de los historiadores coinciden en considerar que la moda en el vestir surgió en la Baja Edad Media, concretamente en el siglo XIV, en las cortes europeas. Apareció vinculada al surgimiento del traje anatómico que marcaba un claro dimorfismo sexual entre hombres y mujeres, coincidente con el incipiente capitalismo mercantil y el desarrollo de las ciudades. 

Un segundo momento sería en el siglo XVII: surge el sistema de la moda vinculado a un monarca, el Rey Sol y a su corte versallesca. Luis XIV, árbitro de la moda, hará de París la capital hegemónica de la moda, la quintaesencia del lujo y la elegancia chic: es el Grand Siècle. Fue entonces cuando surgieron las temporadas en la moda, las primeras publicaciones dedicadas a las novedosas tendencias en el vestir como el Mercure Galant, mientras se difundían grabados y muñecas con las últimas tendencias, estas últimas desde Francia a las cortes europeas.


Y un tercer momento, y no menos importante, fue el siglo XIX: se suceden las tendencias a velocidad de vértigo, se consolida el auge de las revistas de moda y su difusión,  surge la Haute Couture (Alta Costura) en París creación del diseñador inglés Worth, y se afianza la industria de la moda con el surgimiento de los grandes almacenes. La Revolución industrial en su vertiente textil hará el resto.

La historia del traje puede y debe ser abordada desde múltiples perspectivas y desde disciplinas afines y complementarias. Lejos de ser simplemente un fenómeno frívolo o superficial, es un tema relevante para los antropólogos, así como para los historiadores de la moda y del arte, los economistas, los filósofos, los sociólogos, psicólogos o psicoanalistas.
Entre los grandes teóricos de la historia de la moda podemos destacar a James Laver, Georg Simmel o el psicoanalista J.C. Flügel, autor del texto canónico por excelencia, Psicología del traje. Es asimismo una cuestión tratada por intelectuales y literatos de la talla de Honoré de Balzac, Walter Benjamin, Charles Baudelaire, Pardo Bazán, Galdós, H.G. Wells o Sartre suscitando el interés de semiólogos como Umberto Eco u Omar Calabrese. 


La variedad tipológica en el caso de la indumentaria va vinculada al marco geográfico, clima, profesiones, épocas, creencias y costumbre, así como a la riqueza-pobreza de sus poseedores y de los materiales. 

Los materiales determinan en numerosas ocasiones la tipología. Éstos han ido evolucionando y sofisticándose con el paso del tiempo. Históricamente, algunos han sido y son muy demandados, dando lugar a rutas comerciales para su difusión. Podemos distinguir entre materiales de origen natural  sean de origen animal como la seda, la lana o el cuero o de origen vegetal, como el algodón o el lino o artificial como el poliéster. Por lo que se refiere a las pieles, las más apreciadas son las de armiño, lince, martas cibelinas, zorros, chinchillas y visones. En la actualidad el uso de las pieles suscita muchas controversias siendo su uso muy políticamente incorrecto.

Los vocablos con los que denominamos a la indumentaria son complejos y variados, diferentes según las distintas épocas. Abundan  sobre todo los anglicismos, pero también los galicismos e italianismos. Estos términos están en continuo cambio y evolución, y raro es el año en el que no se incorporan palabras nuevas, muchas veces ligadas a la música, tribus urbanas o al cine.
Hay que señalar que la vestimenta incluye también a los accesorios o complementos, de vital importancia según las épocas, como los guantes, el calzado,  los sombreros, los abanicos, los bolsos, los chales, los paraguas y por supuesto, las joyas.


Función y significación

 
La explicación bíblica de la necesidad del vestido como fruto de la vergüenza y pudor que sienten Adán y Eva por haber pecado está en la base de la negativa mentalidad judeo-cristiana sobre el cuerpo. La carne, junto con el mundo y el demonio, serían los monstruos a batir. De ahí la dualidad alma-cuerpo, como dos caras de la misma moneda, que por lo demás encontraremos en algunos filósofos y doctrinas filosóficas. La desnudez o la ropa considerada “inadecuada” es castigada severamente en muchos países del mundo, especialmente en los que impera la Sharía islámica.

 

Es claro que nos vestimos por diversas razones: para cubrirnos y enfrentarnos al clima (frío, lluvia, protección contra el viento, el sol, el sudor); por pudor y también para resultar atractivos para nosotros mismos y para los demás. La indumentaria es un poderoso instrumento de seducción. Pero la función y significación de la indumentaria traspasa lo meramente funcional y decorativo.
El vestido es una forma de expresión y comunicación no verbal muy personal y compleja: por un lado, subraya nuestra identidad, diferenciándonos de los demás, pero por otro lado nos liga a un grupo. Reflejo del Zeitgeist, el traje se configura así como un sistema de signos cuya descodificación informa a la sociedad de cómo somos, sentimos y pensamos. Lo que llevamos puesto nos delata: nuestros gustos, ideología, nivel económico, forma de sentir y ver la vida. Por la ropa podemos deducir la profesión, el grupo social, la zona de procedencia o las creencias religiosas. Somos como los “hombres jeroglíficos” a los que aludía Balzac que hay que interpretar a través de lo que llevamos puesto.
Por lo demás, la moda puede ser un instrumento desde el poder para perpetuar el orden social establecido -como prueban las leyes suntuarias- y lo contrario, puede socavar las estructuras sociales y sus privilegios, siendo fermento de cambios en las mentalidades. El poder se expresa mediante la magnificencia de los indumentos que portan reyes, emperadores y aristócratas. Las diatribas de escritores, moralistas y eclesiásticos contra la tiranía de la moda o determinados indumentos es una constante en la historia.


Por lo demás, la vestimenta no está exenta de connotaciones simbólicas y políticas como podemos observar en el Motín de Esquilache en España o en la Revolución francesa.


No ha sido ni es infrecuente que la vestimenta humana haya supuesto la agresión al propio cuerpo y no sólo a través de la incomodidad –con el uso de ciertas prendas como los corsés o los tacones de 12 cm- que ciertas formas de vestir reflejan sino a través de rígidos cánones estéticos que por diversos factores se han aplicado a los seres humanos. De hecho, cuando estudiamos la historia de la moda, tanto masculina como femenina, pero sobre todo la destinada a las mujeres, no podemos dejar de sentir un escalofrío al analizar la larga lista de diseños que durante siglos han torturado y tiranizado, hoy como ayer,  a hombres y mujeres.


Arte y Moda
 

Tradicionalmente la historia de la indumentaria ha estado profundamente imbricada con la historia del arte, por eso podemos apreciar su mutua influencia a través de los siglos, siendo muy diferente según las distintas épocas y civilizaciones. Van unidas a los usos y costumbres sociales, son parte de nuestra cultura, de nuestra historia.
La historia del traje puede ser estudiada siguiendo criterios cronológicos y estilísticos, ya que es reflejo de los movimientos culturales de una época, en conexión siempre con el resto de las artes, la filosofía, la música o el cine.
Esta ligazón se ha hecho particularmente evidente en los estilos que inciden en la creación de un arte total que englobe todas las artes como el Barroco, el Rococó, el Art Nouveau, o el Art Déco.

El mundo de la moda es un ámbito privilegiado donde los diseñadores intentan innovar, sorprender y gustar, a partes iguales, dando rienda suelta a la creatividad. Los hay que han considerado la moda un arte -Vionnet o Paul Poiret- mientras que para Chanel era un oficio y para otros como Jean-Paul Gaultier, es una revolución cultural.
En el arte contemporáneo, muchos artistas estelares no han podido sustraerse al diseño de moda, desde zapatos –como Zaha Hadid- hasta vestuario de ballets, teatro y óperas como Dalí, Picasso o Néstor Martín Fernández de la Torre entre otros. Sin embargo, conviene recordar que la creación de indumentaria y sus accesorios requiere de no pocas habilidades técnicas, conocimiento de los materiales, patronaje… que no suele ser de interés o del alcance de muchos artistas, salvo excepciones.


Fuentes para el estudio de la indumentaria

 
Es evidente que las fuentes esenciales para el estudio de la indumentaria son las propias piezas, conservadas en museos y colecciones públicas y privadas.
Hay una gran laguna en el conocimiento de las artes textiles e indumentaria antiguas porque son escasas las que nos han llegado. En el caso de España son pocas las piezas conservadas anteriores al siglo XVII. Las prendas requieren unas condiciones especiales de conservación debido a su fragilidad y por eso muchas no han sobrevivido al paso del tiempo.
Las fuentes iconográficas, es decir, las que nos aportan las imágenes como pinturas, mosaicos o esculturas son de vital importancia. La pintura nos permite apreciar el color, diseño, texturas, como los mosaicos o las representaciones en vidrieras o incluso en vasos cerámicos. La escultura nos aporta la representación en tres dimensiones del vestido.
Asimismo son importantes todo tipo de documentos –inventarios, testamentarías, cartas- conservados en archivos y bibliotecas.
Por último, pero no menos fundamental, la literatura -como ya apuntamos anteriormente -y el cine nos ofrecen referentes muy interesantes sobre el apasionante mundo de la indumentaria y la moda.
Finalmente, es importante reseñar que  cada vez son más frecuentes las exposiciones que fundaciones y museos dedican a la moda y sus complementos como la joyería. Se ha incrementado, además, de forma abrumadora el número y la calidad de libros y catálogos dedicados a estas materias así como los recursos en red.


BIBLIOGRAFÍA
 

ARNOLD, R. (2009): Fashion. A Very Short Introduction, Nueva York: Oxford University Press. 

ABAD-ZARDOYA, C. (2011): “El sistema de la moda. De sus orígenes a la postmodernidad”, Emblemata, nª 17, pp. 37-59. 

BOUCHER, F. (1967): Historia del traje en Occidente. Desde los orígenes hasta la actualidad. Barcelona: Gustavo Gili (GG moda). 

COSGRAVE, B. (2000): Historia de la moda. Desde Egipto hasta nuestros días. Londres: Octopus Publishing Group, Ltd. 

DEJEAN, J. (2008), La esencia del estilo. Historia de la invención de la moda y del lujo contemporáneo, Nerea.

GONZÁLEZ, M. et al (2014): Los gustos y la moda a lo largo de la historia. Valladolid:  Ed. Universitarias de Valladolid.

GRAU, F.-M. (1999):  Histoire du costume, Colección Que sais-je?, Presses Universitaire de France. 

GUTIERREZ GARCÍA, M.A. (2005): Literatura y moda: la indumentaria femenina a través de la novela española del siglo XIX. Universidad de Murcia. Disponible en https://www.um.es/tonosdigital/znum9/estudios/literaturaymoda.htm#_ftn1 

LIPOVETSKY, G. (2002): El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las sociedades modernas. 8.ª ed. Barcelona: Anagrama. 

MOLINER, M. (1988): Diccionario de uso del español. Madrid.

RODRÍGUEZ GARABATOS, B., (2021): Emilia Pardo Bazán y la moda. A Coruña: Hércules de Ediciones.

SIMMEL, (ed.2014): Filosofía de la Moda. Madrid: Casimiro Libros.

TOUSSAINT-SAMAT, M. (1990): Historia técnica y moral del vestido. 1. Las pieles, Madrid: Alianza Editorial.

VV.AA (2019): “Moda. El arte de lo efímero”, Revista Litoral, nº 268. 

VV.AA. (2011): ”Moda, el poder de las apariencias”, Revista de Occidente, nº 366.  


RECURSOS EN RED

 
PENA, P. en Historia del Traje, “Introducción a la Indumentaria”. Disponible en http://historiadeltraje.blogspot.com.es/p/naturaleza-y-funcion-del-traje.html (Consulta: 1 de septiembre de 2022).


PENA, P. en Historia del Traje, “El surgimiento del traje anatómico y la aceleración de la moda en el vestir”. Disponible en http://historiadeltraje.blogspot.com/2011/02/el-traje-en-la-edad-moderna.html (Consulta: 1 de septiembre de 2022)
 

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.5 en línea]. <https://dle.rae.es> (Consulta: 1 de septiembre de 2022).
 

ROSILLO, B. en Arte y demás historias, “La indumentaria según Balzac” . Disponible en https://barbararosillo.com/2020/05/08/la-indumentaria-segun-balzac/ (Consulta 25 de septiembre 2022)
 

Vestimos cultura. Google Arts & Culture. Disponible en https://artsandculture.google.com/project/we-wear-culture (Consulta: 24 de septiembre 2022) 


LISTA DE ILUSTRACIONES
 

Portada. Alonso Sánchez Coello, Retrato de Don Juan de Austria. 1559-60. Fuente de la imagen: Wikimedia.

Figura 1. Procede de la serie de Carle Vernet "Incroyables et Merveilleuses", 1793. Fuente de la imagen: Wikipedia dominio público.
Figura 2. Fuente de la imagen: Museo del Traje. 1750-1800
Figura 3. F. X. Winterhalter, Retrato de la emperatriz Eugenia de Montijo en vestido de gala  c. 1853. Museo de Orsay de París. Fuente de la imagen: Wikipedia, dominio público.
Figuras 4 y 5. Joaquín Sorolla, Emilia Pardo Bazán, c.1913 y el mismo autor retrató a don Benito Pérez Galdós, Casa-Museo Galdós en Las Palmas de Gran Canaria. Fuente de la imágenes: Wikipedia, dominio público.
Figura 6. Campaña de Peta contra el uso de las pieles, 1990. Fuente de la imagen:http://citizensluts.com/id-rather-go-naked-than-wear-fur-2/
Figura 7. Masaccio, La expulsión de Adán y Eva del paraíso, 1426-1428, alterado en 1680 con el añadido de las hojas y restaurado en 1980. Fuente de la imagen: Wikipedia, dominio público.
Figura 8. La femme du sans-culotte, estampa, Museo Carnavalet, c.1792. Fuente de la imagen: Wikipedia, dominio público
Figura 9. Detalle de Sans-culottes en armes, gouache de Jean-Baptiste Lesueur, 1793-1794, Museo Carnavalet.Fuente de la imagen: Wikipedia, dominio público.
Figura 10. Mujer de una tribu de Etiopía con escarificaciones en el pecho y el brazo izquierdo, expansiones en los lóbulos y plato labial. Fuente de la imagen: Wikipedia, dominio público.
Figura 11. Francisco de Zurbarán, Santa Casilda, c. 1635, Museo Thyssen de Madrid. Fuente de la imagen: Wikipedia, dominio público.
Figura 12. Portada de la revista francesa Les Modes de febrero de 1935. Fuente de la imagen: https://gallica.bnf.fr


PRETEST SOBRE ARTE Y DISEÑO. IDENTIFICA Y COMENTA LAS SIGUIENTES IMÁGENES. ACTIVIDAD PARA "HISTORIA DE LA INDUMENTARIA I"




domingo, 24 de septiembre de 2023

¡BIENVENIDOS AL CURSO 2023-24!



Banksy, Girl with a red balloon. Fuente de la imagen: http://culturainquieta.com/es/inspiring/item/12215-banksy-parece-que-al-fin-se-ha-descubierto-su-identidad.html

Bienvenidos al curso 2023-24 y en concreto a las materias Historia de la Fotografía, Historia de la Imagen Audiovisual y Multimedia, Historia de la Imagen Publicitaria e Historia de la Indumentaria.
Nos enfrentamos a un nuevo curso muy complejo, lleno de retos, ilusiones y esperanzas, que ojalá,  sean  fructíferas. 



Para cualquier consulta, duda y sugerencia podéis escribirme a mi dirección de correo electrónico agalvan@eagrancanaria.com

domingo, 3 de septiembre de 2023

TEJIDOS DE LOS PAÍSES BAJOS. MODA Y PINTURA EN EL SIGLO XVII


¡Saludos!
La colaboración de tres instituciones museísticas francesas, el  Museo Tessé de Le Mans y los de Bellas Artes de Tours y Angers, ha posibilitado la organización de una interesante muestra itinerante sobre Moda y Pintura en los Países Bajos del siglo XVII. 
Su título original es L´ettofe des Flamands. Mode et peinture au XVII siècle.





Imágenes del Museo de Bellas Artes de Tours con una imponente chimenea de época Luis XIII. En este museo se puede contemplar esta exposición hasta el próximo 2 de octubre de 2023. Posteriormente, se exhibirá en el Museo de Bellas Artes de Angers desde junio hasta septiembre de 2024.


Pinturas, dibujos y grabados de moda se confrontan con documentos históricos como cartas de intercambios comerciales, facturas, inventarios, muestras -échantillons- textiles, indumentos y  otros objetos así como accesorios de moda, revelando así a la indumentaria como un espejo y vector esencial para conocer una época y su sociedad. 


Guantes matrimoniales de Cornelia Fagel, 1637. Museo de Amsterdam. En el siglo XVII, para ser honorable, una mujer de un grupo social elevado debía casarse. La soltería no era una opción. Un accesorio simbolizaba ese estatus: los guantes de boda. Ofrecidos por el novio a su futura esposa, eran utilizados durante la celebración nupcial: la esposa se quitaba el guante en los esponsales, dando la mano a su esposo, como signo de fidelidad conyugal. Estos suntuosos guantes de cuero con bordados de seda, perlas e hilos dorados, presentan  motivos decorativos muy simbólicos: claveles (amor y matrimonio) y violetas (virginidad y humildad).  Fuente de la imagen https://www.arts-in-the-city.com/2022/10/13/letoffe-des-flamands-lexposition-melant-mode-et-peinture-au-musee-de-tessee/


 
Factura con ocho échantillons o muestras de lana de Leyden, 1688. Museo de Lakenhal, Leyden.  Fuente de la imagen https://colorants.hypotheses.org/4351
 
La exposición nos evoca la moda del siglo XVII en los Países Bajos, centrándose más en la protestante Holanda y menos en la católica Flandes, en aquel entonces bajo el dominio español de los Habsburgo. 
 
  
 
Escuela holandesa, Mujer sentada en un sillon sosteniendo un libro, 1633. Fuente de la imagen: Museo del Louvre

La importancia de las fuentes iconográficas

Las fuentes iconográficas son vitales para analizar cómo era la moda de esa época. Nos evidencian la rica realidad social, económica y cultural de los Países Bajos en el siglo XVII.
Como afirma la historiadora Alexandra Bosc  en el catálogo de esta exposición, nuestra percepción de la moda neerlandesa del siglo XVII procede en gran parte -por no decir totalmente- del prisma que nos ha dejado la pintura. Así se nos revela en los retratos de aristócratas refinados; burgueses vestidos austera y elegantemente de negro con sus imponentes golas -fraises-; escenas de vida cotidiana en interiores o del pueblo llano con sus ropas raídas apreciables en las pinturas de género (trabajo y ocio rural). Desafortunadamente, son muy escasos los vestigios materiales de indumentos y accesorios conservados de esa época. 
En esta muestra podemos encontrar reproducciones de indumentos creados especialmente para la ocasión a partir de cuadros y documentos de ese periodo.
 
Modas y estatus social 
 
En el siglo XVII, la indumentaria que llevaban las élites neerlandesas se inspiraban en las modas extranjeras: primero españolas y después, francesas. Entre 1600-1625 la moda del "traje a la española", de vigencia incontestable en buena parte del siglo XVI, inspiró su indumentaria que fue suplantada a partir de 1625 por la más colorista moda francesa, auspiciada por los aristócratas galos. Estas tendencias se difundieron por Europa gracias al envio de prendas o incluso de "muñecas o maniquíes de moda" que hacían la promoción de las últimas novedades.
En una sociedad fuertemente jerarquizada como era la del Antiguo Régimen, cada uno se vestía según su estatus social. En suma, se era lo que se aparentaba: ver y ser visto. Era, hoy como ayer, un auténtico signo exterior de riqueza.
Los "regentes" o gobernantes vinculados a la burguesía holandesa, así como los aristócratas de otros países, no escatimaban en gastos en sus indumentos con lujosos encajes o exquisitas sedas. Aunque en Holanda no existian leyes suntuarias estos excesos de la moda eran fustigados por predicadores-moralistas de todo pelaje, tanto protestantes como católicos.


Frans Pourbus el Joven, Retrato del archiduque Alberto de Austria (1559-1621), gobernador (1595-1598) y después soberano de los Paises Bajos españoles (1598-1621). C. 1599. El archiduque Alberto, esposo de la hija predilecta de Felipe II, Isabel Clara Eugenia, posa aquí como jefe del ejército. Su lujosa armadura está realizada con damasquinado -método que permitía finas decoraciones de oro y plata-. Porta un baston de mando o cetro y el collar de la orden del Toisón de oro, orden de caballería de los Habsburgo. La indumentaria del archiduque revela todavía la moda del siglo XVI, con sus grandes greguescos. Fuente de la imagen: Wikipedia.
 
 
Frans (II) Pourbus, Retrato de la archiduquesa Isabel Clara Eugenia, soberana (1598-1621) y después gobernadora de los Países Bajos españoles (1621-1633). C. 1603. Aparece con la rígida silueta troncocónica del "traje a la española", con un gran cuello de blonda denominado " lechuguilla punteada" y exquisitas joyas. El peinado es de alto copete adornado con diadema de forma puntiaguda, característico de las damas cortesanas y típicamente español. Fuentes de las imágenes: https://www.rct.uk/sites/default/files/256517-1473682819.jpg y Wikipedia.
 
La indumentaria en el siglo XVII era un bien de consumo costoso.
Muy codiciados, eran   frecuentemente robados: 40% de los robos cometidos en Amberes eran textiles e indumentos. Y es que una buena parte de la población no tenía medios para sufragarse sus propia indumentaria, que no pasaba de ser ropa muy simple, destinada a la protección contra los elementos, lejos de cualquier exigencia de moda o adorno.
Los menos favorecidos económicamente se contentaban con indumentarias modestas y toscas, para poder conservarlas el mayor tiempo posible. Compradas a ropavejeros, su guardarropa era muy restringido y se componía de trajes sencillos con telas resistentes como cáñamo, lana o lino de baja calidad y si eran tintados, de colores apagados y baratos.
En los centros urbanos, los más pobres y vulnerables -personas de edad avanzada, enfermos, huérfanos, etc. -se beneficiaban de donaciones realizadas por instituciones caritativas. A modo de economía circular, cuando los materiales eran ya inservibles como indumentos se "reciclaban" para producir papel.
Los zapatos de cuero eran un lujo.
 
 
 
Este cuadro de Rembrandt es una de las obras maestras del Museo de Tours. Rembrandt, La huida a Egipto, 1627. Museo de Bellas Artes de Tours. Fuente de la imagen: Wikimedia Commons
 
 
 
David (III) Rijckaert, El cirujano, 1638. Museo de Bellas Artes de Valenciennes. Fuente de la imagen: https://en.muzeo.com/art-print/le-chirurgien/david-ryckaert-the-younger. En esta pintura de género holandesa apreciamos la pobreza de los indumentos, raídos y con rotos. 
 
 
Mules, Holanda, c. 1600-1650. Rijksmuseum, Amsterdam. Fuente de la imagen: Rijksmuseum 
 
El siglo XVII, el Siglo de Oro holandés
 
Entre las grandes potencias económicas y culturales del siglo XVII se alzan sin duda, los Países Bajos. La rica república de emprendedores burgueses de las Provincias Unidas vivió su máximo esplendor, su edad de oro, en el siglo XVII.
Conviene recordar que Amsterdam fue una metrópoli capital en el el comercio mundial. Ello fue debido a la hegemonía de su comercio. 
 
 
 
Caspar Luyken, Establecimiento de negocios de seda en Amsterdam, 1697. Rijksmuseum, Amsterdam. Fuente de la imagen: Rijksmuseum
 
A pesar de la guerra, casi omnipresente en el siglo XVII, el país se apoyaba en la pujanza comercial extraordinaria de las Compañías de las Indias tanto la VOC (occidentales) como la WIC (orientales) creadas a inicios del siglo XVII. Amsterdam disfrutó un fabuloso boom económico y demográfico, con una creciente demanda de productos de consumo, esencialmente de lujo. Las Compañías de las Indias fueron creadas en un principio para el comercio de especias pero rápidamente se expandieron a otros ambitos de gran valor como los textiles, la porcelana o el café. 
La fortuna de los regentes y armadores que controlaban estas empresas tan codiciadas, no procedía solo de la reventa de esta preciadas mercancias sino también de la infamante trata de seres humanos -esclavos negros- practicada en el marco de una economía o comercio triangular trasatlántico: eran cambiados por productos europeos como textiles o armas y vendidos a continuación en América, tanto del sur como del norte a cambio de materias locales como azúcar, café, cacao, algodón o tabaco.
 
La difusión mundial de los tejidos neerlandeses
 
Tres industrias locales, ligadas a la producción textil, fueron particularmente floreciantes durante este periodo, con un gran éxito comercial internacional: la lana, el lino y los encajes.
Leyden, al norte de la ciudad de La Haya, se convirtió en uno de los principales centros productores y exportadores de paños de lana a nivel mundial. 
El éxito de estos tejidos no fue por casualidad: contaban con las mejores materias primas -como la lujosa lana merina española- y un sistema de control e inspección a través del gremio de los marchantes-pañeros sin parangón en Europa. Así se  garantizaba la calidad extrema de los productos. 
Más de cien variedades de telas diferentes eran  controladas cada semana en los siete centros de inspección -los halles- de Leyden. 
Eran especialmente rigurosos en cuanto a los tejidos de lana azules y negros ya que eran los más costosos y susceptibles de poder ser fraudulentos.  
Estos excelentes tejidos  fueron particularmente muy apreciados por la corte y la nobleza europea.


Isaac Claesz van Swanenburg, Hilado de la lana en Leyden, c. 1595. Museo de Tejidos de Leyden. Fuente de la imagen: Wikipedia. 

Por lo que se refiere al lino, era finísimo y ligero, de gran calidad. También era conocido como "tela de Holanda" o simplemente "Holanda".
La fibra de lino es gris antes de sufrir largas operaciones de blanqueamiento para convertirse en un tejido inmaculado. 
Haarlem como toda la Frisia era célebre por la excelencia de sus lavanderos-blanquedores y por la gran calidad de sus tejidos. Utilizaban leche de vaca y extendían el lino en las praderas al sol para blanquearlos.
Desde la Edad Media hasta el siglo XVIII, el uso del lino estaba generalizado en los guardarropas masculinos y femeninos de todas las clases sociales. Así, la camisa de lino era la ropa interior básica.  Era la calidad textil y el grado de su limpieza lo que distinguía a estos indumentos de ricos y pobres. 
Mantener prendas de lino era muy costoso. Solían tener las iniciales bordadas de sus clientes para facilitar el trabajo a los lavanderos-blanqueadores y evitar la pérdida de estos costosos indumentos.
Con "tela de Holanda" fabricaban también tocas o cofias para mujeres así como encajes para cuellos y puños. 
 
  
 
Pieter (1) de Jode, Pareja de elegantes: un gentilhombre español y una dama flamenca. c. 1600-1610.
 
Hacia 1670 se exportaron menos por las políticas proteccionistas del poderoso ministro Colbert en Francia o de Carlos II en Inglaterra.
 
Una moda en blanco y negro
 
El estereotipo sobre indumentaria más generalizado que hizo fortuna en la Holanda protestante del siglo XVII es la moda en blanco y negro.
 
  
 
Willaerts Abraham, Un armador y su familia, Museo de Bellas Artes de Valenciennes. Fuente de la imagen: Museo de Bellas Artes de Tours.
 
En efecto, pudiera parecer que es fruto del rigor calvinista austero y sobrio, pero un análisis más detallado, sin negar lo anterior, nos refleja que el negro era el summum de la elegancia -como ya se hizo patente en otros periodos históricos como en la corte borgoñona del siglo XV o en la España de Carlos V y Felipe II en el siglo XVI. Por lo tanto, esa pretendida austeridad era más aparente que real, porque los tejidos presentes en los retratos de los adinerados burgueses holandeses eran exquisitos y costosos así como los inmaculados encajes de cuellos y puños que acrecentaban la suntuosidad de nouveaux riches de los retratados.
 

Pieter Soutman, Retrato de la familia Beresteyn con sus seis hijos y dos sirvientes, hacia 1630-31. Este retrato muestra a una rica familia de Haarlem en la que no faltan los indumentos de color negro y los exquisitos encajes en cuellos y puños. Los niños visten como miniadultos. Fuente de la imagen: Wikimedia Commons.

 
Taller de Cornelis van der Voort, Retrato de Magdalena van Erp realizado con ocasión de su matrimonio, hacia 1623. Castillo real de Blois. Fuente de la imagen: webmuseo.com
 


Patines, Holanda, hacia 1625-1675. Centraal Museum de Utrecht. Fuente de la imagen: https://www.latribunedelart.com


Indumentos femeninos y masculinos, c. 1625

En esta exposición podemos analizar varios indumentos de la moda de la burguesía holandesa del siglo XVII. Son reconstrucciones basadas en fuentes documentales e iconográficas.
Ambos llevan el consabido negro y los ricos encajes de cuellos y puños.


 
En el siglo XVII los encajes estaban de moda en toda Europa. Sus principales centros de producion eran Venecia y Flandes (Amberes, Brujas, Bruselas, Malinas) pero se producian también por otros paises europeos como España y Francia. Eran mercancías de lujo, sumamente costosas.
En los Países Bajos los imponentes cuellos blancos de encaje de rueda de molino -fraises o ruff- alcanzaron un enorme éxito. Fueron elementos icónicos de la moda durante un siglo, desde mediados del XVI hasta 1650. Los retratos holandeses y flamencos reflejan muy bien esta tendencia.
Durante las décadas de 1600 al 1630 se convirtieron en el emblema del estatus social por excelencia. Hacían falta nada menos que 17 metros de tela para realizarlos. Requerían un cuidado exquisito para poder conservar su limpieza y blancura. Su estructura rígida y de grandes dimensiones imponía un porte altivo, mostrando así, el rango social de su propietario.


Reconstruccíon de una fraise o gola de lino con estructura metálica que permitía mantener rígido el cuello de encaje.
 




Esta indumentaria femenina nos muestra una ropa de encima, con o sin mangas denominada vlieger -derivado posiblemente de una tipología indumentaria española denominada ropa-. En este caso es con mangas extraíbles.  
Habitualmente es negra, de terciopelo y podía ir forrada con pieles. Lo usaban solo las mujeres casadas.
El vlieger va abierto al frente, dejando asomar el cuerpo o corsé emballenado denominado borst. El borst suele ir decorado con hilos de oro y perlas o pedrería fina. 
La falda va ahuecada en su interior gracias a un artilugio tipo verdugado o tambor, consiguiendo así, una amplia silueta.  No faltan los encajes en cuello y puños. La camisa- no visible- hace las veces de ropa interior.






Por su parte, la reconstrucción de indumentaria holandesa masculina, como la que llevaban los hombres burgueses hacia 1625, está compuesta por una capa circular, un jubón y unos calzones hasta la rodilla. No faltan los encajes en puños y en el cuello caído.  Completa su vestimenta las medias, los zapatos y el sombrero de ala ancha.









Fuente de documentación
La visita a la exposición L´étoffe des Flamands. Mode & peinture au XVII siècle y su catálogo.
VVAA (2022). L´étoffe des Flamands. Mode et peinture au XVII siècle. Gante: Snoeck.

Fotografías: Ana Galván, exceptuando aquellas que indiquen otra fuente documental.