¡Saludos!
Hasta el próximo 25 de febrero de 2018 se puede visitar en el Palacio de Gaviria de Madrid la espléndida exposición dedicada al artista checo Alphonse Mucha.
Aquí os muestro algunas fotos -algunas son detalles- que hice en la exposición. Las comentaremos en clase, analizando sus influencias (desde el Japonismo al Arts & Crafts), sus características, etc.
Y por su interés, adjunto el dossier de prensa de esta muestra organizada por Arthemisia con la colaboración del Museo Fundación Mucha de Praga:
Después del gran éxito obtenido por la
exposición dedicada a Escher, Arthemisia trae a Madrid un nuevo gran proyecto:
a partir del próximo 12 de octubre llegarán al Palacio de Gaviria las icónicas
figuras femeninas llenas de sensualidad de Alphonse
Mucha, artista checo considerado como el inventor del Art Nouveau.
Se trata de una amplia retrospectiva de
más de 200 obras, organizada y producida por Arthemisia en colaboración con
la Fundación
Mucha y comisariada por Tomoko Sato, curadora de la Fundación Mucha
desde 2007. La exposición destacará seis facetas de la personalidad de Mucha:
Bohemio, retratista, cosmopolita, místico, patriota y filósofo. A través de estos
rasgos la exposición se enfocará en el desarrollo de su carrera artística y en
su formación humanística, viviendo en una de las etapas más turbulentas de la
historia de Europa.
Entre las piezas que componen la
muestra, el público encontrará pinturas como Autorretrato (1899), carteles como el póster para Gismonda (1894) o el de Sarah Bernhardt
como La Princesse Lointaine (1896). Asimismo podrá verse Francia abraza a Bohemia, pieza especialmente representativa dado
que en 2018, cuando la exposición acabe, será el centenario de la fundación de
Checoslovaquia y de la creación de esta pieza. Este cuadro muestra el espíritu
de libertad, representado por la figura de Francia dando el beso de la libertad
a Bohemia, que ha estado sufriendo la represión del imperio Austrohúngaro.
La amplia selección es fruto del
préstamo de la Fundación Mucha, que trabaja desde hace años para ampliar el
conocimiento de este artista en todo el mundo. Esto hará posible ver en Madrid
una exposición monográfica que reconstruye por completo la trayectoria
figurativa y humana de Mucha. En ella estarán todos los elementos clave de la
vida y el trabajo del artista: su identidad cultural como checo y eslavo, además
del amor por la familia y por su tierra de origen.
Imágenes de mujeres seductoras
-inmortalizadas por su trazo ligero-, combinadas con maquetas y diseños
tipográficos innovadores, hacen brotar la originalísima obra de Alphonse Mucha.
La muestra será, por tanto, un extraordinario retrato de este gran creador
checo, reconocido en la historia del arte por haber ideado el estilo que se
extendería después por todo el mundo bajo el nombre de Art
Nouveau o Stile Liberty.
La exposición
Hoy día, Alphonse Mucha está
considerado uno de los artistas checos más famosos del mundo. Nacido en 1860 en
la pequeña ciudad morava de Ivančice, alcanzó fama internacional en el París fin de siècle (finales del siglo XIX)
gracias a sus carteles para los espectáculos teatrales de Sarah Bernhardt, la
actriz francesa más popular de la época, así como a los paneles decorativos que
representaban a mujeres en posturas airosas.
Para sus carteles, Mucha desarrolló un
estilo particular, caracterizado por composiciones armoniosas, formas sinuosas,
líneas orgánicas y paletas de colores tenues. El «estilo Mucha» no tardó en
convertirse en sinónimo de Art Nouveau, tendencia decorativa que definiría toda
una época. Cuando en 1900 se inauguró la Exposición Universal de París el
artista checo ya estaba considerado una de las figuras destacadas de ese nuevo
movimiento artístico. En 1904 visitó por primera vez Estados Unidos, donde le
recibieron como a un héroe: la prensa le definió como «el mejor artista
decorativo del mundo» y le convirtió en uno de los primeros de su campo en
alcanzar la fama tanto en Europa como en Estados Unidos.
Aunque es conocido principalmente por
los carteles que realizó durante su periodo parisino, Mucha hizo gala de una versatilidad extraordinaria; y es que, además de las actividades de pintor, escultor, fotógrafo y diseñador con una
amplia gama de soportes, también fue un profesor de arte particularmente
brillante y un pensador político. Era un firme defensor de la independencia de
su patria del Imperio de los Habsburgo y supo expresar con fuerza el sueño de
la unidad de los pueblos eslavos, escogiéndolo como tema de las obras de su
último periodo artístico, en particular para el ciclo de veinte cuadros
históricos monumentales titulado Epopeya
eslava (1911-1926).
La exposición en el Palacio de Gaviria
analiza el desarrollo de la carrera de Mucha y las metas de un artista
poliédrico y visionario a través de casi doscientas obras pertenecientes a la
Mucha Trust Collection. El espacio expositivo está dividido en seis secciones
que pretenden mostrar los diferentes aspectos de la personalidad del artista
checo: bohemio, creador de imágenes para el gran público, cosmopolita, místico,
patriota y filósofo.
SECCIÓN 1
Un bohemio en París
El artista tiene que ser siempre fiel a sí mismo y
a sus raíces nacionales.
Alphonse Mucha
Mucha, nacido en los años de máxima
difusión del movimiento de resurgimiento nacional checo, fue un firme defensor
del proyecto de una Checoslovaquia independiente. En Ivančice, su ciudad natal,
el adolescente Mucha puso su talento artístico al servicio de la causa
política, ilustrando el diario satírico local y decorando los auditorios. El
patriotismo fue la fuerza espiritual natural que marcó toda la vida y la producción
artística del pintor checo. A finales de la década de 1880, mientras estudiaba
arte en Múnich y París, Mucha se convirtió en una figura destacada de las
comunidades checas y eslavas de dichas ciudades. La conciencia nacionalista
encontró la forma de emerger a través de los temas recurrentes de su arte:
identidad checa, paneslavismo y amor por
la patria y la familia.
Mucha
llegó a París en otoño de 1887. A la sazón, la capital francesa
se encontraba en pleno boom económico, y el optimismo y
bienestar propios de la situación favorecían el desarrollo de las artes. Los
estudiantes y artistas llegaban en tropel desde todos los rincones del mundo
para instalarse en la capital mundial del arte, dando vida a un gran número de
comunidades étnicas. Mucha no fue una excepción: organizó casi de inmediato un
club para estudiantes eslavos (Lada) y, acto seguido, pasó a formar parte de la
comunidad checa (Beseda), de la que luego sería presidente.
Gracias al apoyo económico del conde
Eduard Khuen-Belasi (1847-1896), el pintor recibió dos años de formación
artística en París, primero en la Académie Julian y luego en la Académie
Colarossi. Sin embargo, cuando en 1889 el conde repentinamente dejó de pagarle
el subsidio y Mucha se vio obligado a convertirse en un artista por encargo,
trabajando como ilustrador de libros y revistas. En su primera etapa parisina vivió en una pequeña habitación del número 13 de la rue de la Grande-Chaumière, encima de la
Crèmerie de Madame Charlotte Caron, de la que se hizo cliente habitual. La
Crèmerie, famoso punto de encuentro de artistas que vivían con estrecheces,
permitió al pintor checo entrar en contacto con otros colegas —como Paul
Gauguin (1848-1903) y el autor sueco August Strindberg (1849-1912)— que, al
igual que él, pasaban por un periodo difícil de su carrera. Sin embargo, en la
Nochevieja de 1895, cuando el primer cartel de Mucha (Gismonda) invadió las calles de París, la vida del artista cambió radicalmente.
Esta sección empieza recorriendo los
inicios del Mucha bohemio, en los márgenes de la sociedad francesa (nótese que
la palabra «bohemio» también designa al oriundo de la región de Bohemia), y
luego analiza el éxito que obtuvo con el cartel Gismonda, que pintó para Sarah Bernhardt (1844- 1923). Además de la
serie de carteles realizados por Mucha para ella, y de otros trabajos
relacionados con la «divina» actriz, la exposición presenta ilustraciones y
algunos de los primeros dibujos del artista, con el objetivo de mostrar su
sólida formación académica.
SECCIÓN 2
Un creador de imágenes para el gran público
Prefiero crear imágenes para la gente a producir
arte como un fin en sí mismo.
Alphonse Mucha
En la década de 1890, los carteles
habían adoptado un papel central en la cultura visual de la capital francesa.
El desarrollo de la litografía a color y la creciente demanda de imágenes
publicitarias en la cultura comercial de la belle époque ofrecían a los
artistas la posibilidad de aventurarse con esa nueva forma de arte. Los
carteles transformaron las calles de París en espacios expositivos a cielo
abierto, y el primer y revolucionario cartel de Mucha para Sarah Bernhardt —con
sus colores pastel, sus enigmáticos motivos bizantinos, el formato y la
composición completamente originales— supuso una bocanada de aire fresco en el
panorama artístico parisino.
Tras el éxito obtenido con Gismonda, Mucha empezó a recibir
encargos para la producción de carteles publicitarios por parte de un gran
número de impresores. En 1896 firmó un contrato exclusivo con el francés F.
Champenois, que le garantizó un salario mensual. En verano de 1896, esa nueva seguridad
económica permitió a Mucha mudarse a un apartamento más grande, con estudio, en
la rue du Val-de-Grâce.
Durante su colaboración con Champenois,
Mucha no creó solo carteles publicitarios, sino que también pintó paneles
decorativos revolucionarios: carteles sin texto, realizados con fines
exclusivamente artísticos o para decorar interiores. Se trataba de una nueva
forma de arte, económica y accesible para todos, que contrastaba claramente con
las obras tradicionales que podían comprar unos pocos privilegiados. En los
años sucesivos, los carteles de Mucha empezaron
a circular por Europa, y el estilo que los caracterizaba pasó a conocerse como
«estilo Mucha», convirtiéndose en sinónimo del incipiente Art Nouveau.
Esta sección profundiza el enfoque muchiano de la producción de carteles y
la creación del característico «estilo Mucha», mediante ejemplos de arte
publicitario y paneles decorativos del artista checo. Además, la sección
también presenta los Documents décoratifs (1902): una guía de diseño «lista
para su uso» destinada a los artesanos, con la intención de «contribuir a
transmitir los valores estéticos a la producción artística y artesanal».
SECCIÓN 3
Un cosmopolita
Mi arte, si se puede llamar así, se cristalizó. Se
puso de moda. Se difundió por las fábricas y los
talleres con el nombre de «estilo Mucha».
Alphonse Mucha
En los últimos cinco años del siglo
XIX, la fama de Mucha creció junto con la del Art Nouveau, que ya había
empezado a difundirse por las principales ciudades europeas. En 1900, el pintor
checo se consideraba un maestro en el arte del cartel, género muy practicado
por los exponentes del nuevo estilo, y uno de los diseñadores más buscados y
copiados de toda París.
Por su importante papel en el mundo del
arte internacional, Mucha se vio implicado en una gran variedad de muestras y
proyectos para la Exposición Universal de París de 1900. Durante «el evento más
importante del siglo», el artista se ocupó también de la decoración del
pabellón de Bosnia-Herzegovina por encargo del Imperio austrohúngaro.
Bosnia-Herzegovina se había anexionado
en 1878, y el pabellón era particularmente importante porque tenía que ser una
plataforma política del imperio. Como reconocimiento por su contribución, tras
la Exposición Universal, Mucha recibió la insignia de la Orden Imperial de
Francisco José I. Sin embargo, el artista se sentía profundamente atribulado
por una situación que, ironías de la vida, le hacía trabajar para el imperio
mientras los pueblos eslavos, incluido el bosnio, sufrían bajo dominio
austriaco. Esa experiencia sembró en Mucha la idea de realizar una obra épica
que representase las alegrías y el dolor de todos los pueblos eslavos,
subrayando al mismo tiempo lo que los unía y su lucha contra la opresión.
Entre 1904 y 1909, Mucha viajó cinco
veces a Estados Unidos con la esperanza de reunir los fondos necesarios para la producción de su futura
Epopeya eslava. La búsqueda
concluyó en 1909, cuando un empresario de Chicago,
Charles Richard Crane (1858-1939), aceptó financiar el proyecto.
Esta sección documenta el auge a la
fama de Alphonse Mucha con la Exposición Universal de 1900 de fondo, mediante
una serie de obras vinculadas con el evento parisino. La sección también
presenta las obras del periodo estadounidense de Mucha, prestando particular
atención a las que revelan la relación del artista con el mundo del teatro,
como las decoraciones para el German Theatre de Nueva York y los carteles para
la actriz Maude Adams (1872-1953).
SECCIÓN 4
El místico
El arte es la expresión de los sentimientos más íntimos… una necesidad
espiritual.
Alphonse Mucha
A finales del otoño de 1894, Mucha
conoció a August Strindberg, amigo de Gauguin y nuevo miembro de la colonia
bohemia de Madame Charlotte. Strindberg era un místico con una pasión profunda
por el ocultismo, rama de la teosofía que busca la verdad espiritual
trascendiendo el mundo visible y material. Mucha y Strindberg no tardaron en convertirse en compañeros de debates
filosóficos, y durante esa amistad el artista checo se vio profundamente
influenciado por el concepto de «fuerzas misteriosas» que guían la vida del ser
humano. El discurso de Strindberg será la base de la idea muchiana de «poderes invisibles», que en las obras del pintor checo
se puede identificar en el motivo recurrente de una figura misteriosa detrás
del tema central.
El 25 de enero de 1898, Mucha se unió a
la logia parisina del Gran Oriente de Francia —la orden masónica más antigua e
influyente de la Europa continental—, que fomentaba el «desarrollo del género
humano» y la «conciencia de la libertad». La pertenencia de Mucha a la
masonería era una consecuencia de su espiritualismo y, a través de ese
recorrido espiritual, el pintor llegó a concebir las tres virtudes
fundamentales de la humanidad —belleza, verdad y amor—, convenciéndose de que
la divulgación de este mensaje a través del arte contribuiría a mejorar el
mundo y favorecer la evolución del ser humano. Mucha siguió practicando la
masonería toda su vida; en 1918, tras la creación de Checoslovaquia, el artista
trabajó duramente para el restablecimiento de la masonería checa —prohibida en
1794 por orden de los Habsburgo— y, en 1923, fue elegido Soberano Gran
Comendador de los masones checos. Realizó diferentes obras para las logias masónicas,
entre ellas joyas, cartas patentes y cálices ceremoniales.
Esta sección analiza las influencias
del espiritualismo y la filosofía masónica en las obras de Mucha,
particularmente manifiestas en su libro ilustrado Le Pater. Publicada en 1899, esta obra representaba un mensaje
sobre la evolución del ser humano —la forma en que el ser humano puede alcanzar
la Verdad universal— que el artista dirigía a las generaciones futuras, a
través de las palabras del padrenuestro y las ilustraciones inspiradas en el simbolismo
masónico. En esta sección, además, se muestran los pasteles expresionistas del
artista, inéditos hasta su muerte.
SECCIÓN 5
El patriota
La misión del arte es expresar los valores estéticos de cada país
siguiendo la belleza de su espíritu.
La misión del artista es enseñar a la gente a amar dicha belleza.
Alphonse Mucha
En 1910, Mucha volvió a casa para
llevar a cabo su proyecto histórico: poner el arte al servicio de su país y del
pueblo eslavo, en especial mediante la creación de la obra Epopeya eslava. Cuando obtuvo la financiación de Charles Richard
Crane, el artista se dedicó en cuerpo y alma a la consecución de su objetivo.
En 1911, tras concluir la decoración para la sala del alcalde en el
ayuntamiento de Praga (Obecní Dům), Mucha se mudó al castillo de Zbiroh, en
Bohemia occidental, para poder dedicarse por completo a su Epopeya.
Esta obra, sobre la que Mucha había
empezado a reflexionar en el París fin de
siècle, se estaba convirtiendo en un monumento a la unidad eslava; un hogar
espiritual para todos los compatriotas del artista y una admonición para las
generaciones futuras. Por ese motivo, Mucha seleccionó los veinte episodios históricos
que, en su opinión, más habían influido en el desarrollo de la civilización
eslava. Los episodios elegidos abarcan una amplia gama de temas (política,
guerra, religión, filosofía y cultura); una mitad está sacada de la historia
checa, y la otra refleja escenas históricas de las naciones eslavas
precedentes. En su preparación para el ambicioso proyecto, Mucha no se limitó a
leer un gran número de libros históricos —entre ellos los de František Palacký
(1798-1876), figura de relieve en el resurgimiento nacional checo— y a
consultar a expertos contemporáneos de historia eslava, sino que también
realizó diferentes viajes de investigación (por Croacia, Serbia, Bulgaria,
Montenegro, Polonia, Rusia y Grecia), durante los que dibujaba, fotografiaba y
analizaba los hábitos y costumbres locales.
Esta sección presenta el aspecto
patriótico de Mucha a través de las obras realizadas para su país, antes y
después de la independencia. La exposición presenta un estudio para la pintura
del techo de la sala del alcalde en el ayuntamiento de Praga (Obecní Dům), así
como una doble proyección de diapositivas de las veinte pinturas monumentales
del ciclo Epopeya eslava. También se muestran los carteles de temática checa y
los primeros sellos postales y billetes que Mucha diseñó para su nueva nación,
la República de Checoslovaquia, creada en 1918 tras la desintegración del
Imperio Austro-Húngaro.
SECCIÓN 6
El artista-filósofo
El objetivo de mi trabajo
nunca ha sido destruir, sino construir, unir. Tenemos
que confiar en que la humanidad se acerque
entre sí, pues
todo será más fácil
cuanto más capaces seamos
de entendernos.
Alphonse Mucha
Además de aspirar a la unión espiritual
de sus compañeros eslavos a través de la Epopeya,
Mucha también estaba convencido de que la fuerza inspiradora del arte
contribuiría a unir a todos los pueblos en aras del progreso de la humanidad.
Para el pintor checo, el arte se había convertido en un instrumento para la
difusión de ideas filosóficas, sobre todo las que buscaban conservar la paz
para las generaciones futuras y la hermandad universal entre las personas.
Sin embargo, la paz europea tendría una
vida breve: las disputas territoriales entre las naciones eslavas recién
independizadas no se habían resuelto como es debido en el Tratado de Versalles,
y en 1933 Adolf Hitler (1889-1945) se convirtió en canciller de Alemania. En
1938, diez años después de donar la Epopeya
eslava a la ciudad de Praga, Mucha vio cómo Checoslovaquia perdía zonas
significativas de sus regiones fronterizas con Alemania, Polonia y Hungría, y
cómo el 15 de marzo de 1939 las tropas alemanas marcharon sobre Praga. Apenas
veinte años después, la independencia de la patria de Mucha era historia, y el
artista fue uno de los primeros arrestados por la Gestapo por su condición de
ciudadano ilustre y masón. Con el corazón hecho añicos y los pulmones dañados,
Mucha murió en Praga el 14 de julio de 1939, diez días antes de cumplir setenta
y nueve años.
Al describir a Mucha como un filósofo,
esta sección analiza las obras que expresan los intereses humanistas del
artista, junto a su reacción ante la amenaza de la guerra en un mundo que
cambiaba a pasos agigantados. La exposición se cierra con el último proyecto de
Alphonse Mucha: el tríptico La edad de la
razón, La edad de la sabiduría, La edad del amor, concebido como un
monumento a toda la humanidad.
La intención del artista era que, en
ese trabajo iniciado en 1936, cuando la terrible hipótesis de una guerra era
cada vez más concreta, apareciesen la razón, la sabiduría y el amor como los
tres principios clave de la humanidad, cuya armoniosa combinación propiciaría
el progreso del ser humano. Aunque Mucha no pudo concluir el proyecto, los
estudios realizados para ese tríptico aún logran transmitir su mensaje de paz
universal.
Ilustrador, pintor, diseñador
decorativo y fotógrafo, Alphonse Mucha está considerado en todo el mundo un
protagonista indiscutible del Art Nouveau.
Mucha, artista prolífico y versátil,
nació el 24 de julio de 1860 en Ivančice, una pequeña ciudad de Moravia
meridional. La breve ocupación de su ciudad natal por parte de Prusia, tras la
Guerra austro-prusiana, lo marcó profundamente. Durante toda su vida, Mucha
concibió su arte como un medio de comunicación al servicio de su país, y soñaba
con su independencia política.
Tras ser rechazado por la Academia de
Bellas Artes de Praga, en 1878, Mucha formó parte de la compañía de teatro de
su ciudad natal, trabajando de actor, director, decorador y diseñador de
carteles teatrales. Además, tuvo una breve etapa como aprendiz de escenógrafo
en Viena. Durante todo este periodo, Mucha también realizó ilustraciones para
revistas satíricas de Moravia. De hecho, serían precisamente sus ilustraciones
para revistas, y sobre todo para carteles, las que le garantizarán una fama
mundial y eterna.
Gracias a su amistad con el conde
Eduard Khuen-Belasi, que le encargó diseñar la decoración del castillo de Emmahof y financió sus estudios en la Academia
de Bellas Artes
de Múnich, Mucha tuvo
la oportunidad de recibir una educación artística formal en París,
ciudad a la que llegó en 1887.
Estudió en la Académie Julian y
disfrutó de la belle époque de la
capital francesa, plagada de artistas provenientes de todos los rincones, que
fundaron un gran número de comunidades étnicas. Gracias a su profundo
sentimiento de identidad nacional y a sus ideales de paneslavismo, además del
gran amor por su familia y su patria, que le valdrían el apodo del «Gran
Checo», Mucha no tardó en convertirse en presidente del club Lada, una sociedad
de estudiantes checos, polacos y rusos afincados en París.
Mientras tanto, la fundación de la Arts
and Crafts Exhibition Society en Londres, que defendía los ideales de William
Morris y abogaba por derribar la barrera entre las artes figurativas y las
artes decorativas, allanó el camino para el movimiento del Art Nouveau y la
consiguiente carrera artística de Mucha.
En 1889, tras perder el apoyo económico
de su mecenas, Mucha empezó
a trabajar de ilustrador para varias editoriales parisinas y praguenses, un trabajo
que le llevará
a recibir encargos
para importantes carteles. El más destacado
fue Gismonda, para la célebre actriz Sarah Bernhardt, en 1894.
Desde ese momento, «el estilo Mucha»,
caracterizado por composiciones armoniosas donde aparecían mujeres retratadas
junto a motivos sacados de la naturaleza, se convertirá en sinónimo de Art
Nouveau. En 1896, Mucha firmó un contrato en exclusiva con el impresor parisino
F. Champenois, para el que realizó su primera serie de paneles decorativos: Las estaciones.
Gracias al éxito de dichos paneles,
Mucha se convirtió en uno de los artistas más reconocidos de la capital
francesa. En 1899, para la inminente Exposición Universal de París de 1900, el
gobierno austrohúngaro le encargó decorar el pabellón de Bosnia-Herzegovina,
una de sus exposiciones clave del evento.
Este trabajo para el Imperio
austrohúngaro le valdrá
el título de caballero imperial de Francisco José I de Austria.
A pesar de su éxito artístico, Mucha
estaba inquieto: mientras los pueblos eslavos sufrían bajo dominio austríaco,
él disfrutaba de fama internacional en París y había trabajado para el imperio.
La contradicción angustiaba profundamente al artista, y propició la profunda
implicación de Mucha en la masonería. Además, su viaje de investigación a los
Balcanes en 1899, para preparar el proyecto del pabellón bosnio, le inspiró
para la Epopeya eslava, última obra
maestra de Mucha. Este proyecto, al que dedicó la segunda mitad de su carrera,
era «un monumento» que celebraba los logros de los pueblos eslavos.
En 1936, Mucha empezó a trabajar en un
nuevo e imponente proyecto, el tríptico La
edad de la razón, La edad de la sabiduría y La edad del amor, que no logrará concluir. Tres años después, tras
la invasión alemana de Checoslovaquia, el artista fue uno de los primeros en
ser arrestado e interrogado por la Gestapo. Poco después de su liberación,
Mucha murió en Praga, el 14 de julio de 1939.
Título
Alphonse Mucha
Palacio Gaviria Calle del Arenal nº9 Madrid
Exposición abierta al público
Del
12 de octubre 2017 al 25 de
febrero
2018
Exposición producida y organizada por
Gruppo
Arthemisia
En colaboración con
Mucha
Foundation
Comisariado
Tomoko
Sato
Horario
De domingo a lunes de 10h a 20h Viernes y sábados
de 10h a 21h (La taquilla cierra una hora antes)
Aperturas extraordinarias
1 noviembre 10h – 21h 8 diciembre 10h – 21h 24
diciembre 10h – 18h 25 diciembre 10h – 21h 26 diciembre 10h – 21h 31 diciembre
10h – 21h 1 enero 10h – 21h
6
enero 10h – 21h
(La
taquilla cierra una hora antes)
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