La conexión entre pintura y fotografía, a través de la mirada de los prerrafaelitas, se puede contemplar en la exposición Un paseo de amor y de muerte: fotografía prerrafaelita en Gran Bretaña, 1848-1875. Este es el título de la muestra que se exhibe en el Museo d´Orsay de París hasta el 29 de mayo 2011. En palabras del ideólogo de este movimiento, John Ruskin, la fotografía fue "el mejor invento del siglo". Una vez más se hace patente la interconexión entre las diversas artes. El movimiento Arts & Crafts así lo demuestra.
Surgidos en 1848, los prerrafaelistas o prerrafaelitas eran un grupo de artistas que pretendían inspirarse en los pintores italianos –especialmente florentinos y sieneses- anteriores a Rafael (como Filippino Lippi o Sandro Botticelli), realizando una pintura profundamente etérea y simbólica, de clara raíz literaria, romántica y medievalizante. Sus principales representantes fueron William Morris, Edward C. Burne-Jones, Dante Gabriel Rosseti, Millais, Hunt…
Reina Guinevere de William Morris
Los prerrafaelitas estuvieron profundamente relacionados con el movimiento esteticista Arts & Crafts. Este movimiento, que surgió en Inglaterra, tomó verdadera carta de naturaleza en la segunda mitad del siglo XIX impulsado por el poeta, reformar social y pintor, empresario y artista-artesano William Morris. En efecto, William Morris fue su principal impulsor, aunque no el único, ya que contó con la inestimable colaboración de otros artistas e intelectuales como John Ruskin, Edward Burne-Jones, Philip Webb, y ocasionalmente Dante Gabriel Rossetti.
Partiendo de las teorías de Ruskin y de su interés por los gremios medievales, Morris rechaza el historicismo imperante, pero paradójicamente tomando al mismo tiempo como modelo a la Edad Media, la época en que las obras de arte “están hechas no para unos pocos, sino para el pueblo”. De aquí surge una idea de un arte socializado, en el que el artesano debe conservar su individualismo frente a la masificación de la producción en serie. Así, este movimiento tuvo una fuerte carga social, incluso política. Por un lado, reivindicaban la valoración de las artes decorativas, por otro lado criticaban el diseño industrial donde era frecuente la mala calidad, y el exceso ornamental. Estaban convencidos de la perniciosa influencia que tales creaciones ejercían en la sociedad. Confiaban así en mejorar la calidad del diseño y fortalecer así el carácter de la sociedad en su conjunto. Lucharon por recuperar los métodos tradicionales de fabricación artesanal en clara competencia con las técnicas de producción industrial y además trataron de mejorar las condiciones laborales de los artistas y artesanos, fomentando la colaboración artística entre todos los trabajadores. Reaccionaban contra la pérdida de belleza y calidad que había supuesto la influencia de la industria en la producción de objetos artísticos. Criticaban las máquinas, los nuevos materiales y la baja calidad de los productos.Los reformadores confiaban en mejorar el diseño volviendo a las condiciones de trabajo que ellos imaginaban anteriores a la Revolución Industrial. Querían ser la alternativa a los productos de la era industrial. La fealdad de la vida moderna en las ciudades debía ser combatida volviendo a reivindicar la artesanía. Se nutrían de un profundo desagrado para el moderno capitalismo industrial, que iba más allá de lo meramente sentimental y tenía connotaciones políticas, sociales, estéticas y económicas.
Los artistas Arts & Crafts se instalaron en ambientes rurales, lejos de lugares vinculados a la revolución industrial.
Red House, la casa Arts & Crafts de William Morris
Realizaron todo tipo de piezas de artes decorativas desde mobiliario hasta cerámica, pasando por textiles, papeles pintados o vidrieras. Cuidaban mucho el diseño y la ejecución final. Y es que se oponían a la arbitraria división entre “artes mayores-menores” y predicaban la igualdad de las artes. Podemos decir que con este movimiento se inicia una nueva apreciación de las artes decorativas por toda Europa.
Ofelia, John Everett Millais
Morris y sus seguidores consideraban que la reforma del diseño era imposible sino iba precedida de cambios políticos, sociales y económicos. Lucharon por conciliar sus ideales estéticos y políticos.
Morris deseaba, además, que sus productos tuviesen un precio asequible, pero el empeño que puso en utilizar la técnica y estética artesanales hasta sus últimas consecuencias entraba en conflicto con la necesidad de emplear técnicas de fabricación en masa que redujeran costes y ayudaran a eliminar algunas tareas penosas. Fue un dilema que nunca fue capaz de resolver totalmente y que continuó atormentando a sus seguidores. Creían en que el arte y la arquitectura tenían la capacidad de redimir y mejorar la sociedad, idea que se repetirá en muchas manifestaciones del movimiento Arts & Crafts, tanto en Europa como en los Estados Unidos.
La mayor controversia o polémica que se alzó con este movimiento –ya que nadie jamás ha negado su valor estético- fue su carácter poco práctico en el mundo moderno. Algunos progresistas clamaban que este movimiento quería dar marcha tras a las agujas del reloj. No era práctico para una sociedad industrial y urbana. Por otro lado, un crítico de arte señaló que se convirtió en “la obra de unos pocos para unos pocos”. A & C presentaba una gran paradoja: era un movimiento de cariz socialista utópico, hacían todas las piezas artesanalmente y deseaban que fueran para todo el mundo, pero al ser piezas tan artesanales, resultaron ser carísimas y por tanto para unos pocos. En los años 90 del siglo XIX la pasión por este movimiento se expandió y el movimiento llegó a ser más difuso y menos identificable con un único grupo de personas. Sus ideas se difundieron por otros países, identificado con un creciente interés internacional por el diseño. Aunque el éxito económico de los diseñadores A & C fue limitado, la verdad es que inspiró a todo un conjunto de imitadores, tanto en ambientes rurales como urbanos, donde grupos de arquitectos, diseñadores, artesanos, y críticos formaron organizaciones dedicadas a la reforma del diseño en Gran Bretaña, Europa y Estados Unidos.
Este movimiento tuvo una gran aceptación internacional: en Estados Unidos, resto de Europa, etc. se acabó convirtiendo en un fenómeno internacional. Esta aceptación se debe sus productos se anunciaban en un número creciente de publicaciones de gran tirada internacional como The Craftsman, Art et Décoration…
La filosofía del movimiento fue durante las últimas décadas del siglo XIX el tema de numerosas giras internacionales de conferencias, dirigidas por figuras tan preeminentes como Christopher Dresser, Oscar Wilde, Walter Crane o C. R. Ashbee. Sus planteamientos fueron transmitidos a través de viajes, cursos en el extranjero y también gracias a planes internacionales de intercambio entre diseñadores y artistas. Un número cada vez mayor de estos productos llegaban al público a través del comercio minorista: como por ejemplo la londinense fundada en 1875 Liberty (Arthur Lasenby Liberty). Proliferaron por Europa y Estados Unidos asociaciones dedicadas a la reforma del diseño, siendo además la base de las futuras escuelas de artes y oficios (actuales escuelas de arte).