¡Saludos veraniegos y bienvenidos!
Después de varios meses inactivos, vuelve el blog renovado y con nueva imagen. El primer post de esta nueva etapa trata sobre la moda del siglo XVIII.
"No es agradable ver una mujer cortada en dos como una avispa: eso choca a la vista y hace sufrir a la imaginación. La finura del talle tiene, como todo lo demás, sus proporciones, su medida (…) Cuanto constriñe y molesta a la naturaleza es de mal gusto".
Jean-Jacques Rousseau, "Émile ou De l´éducation", 1762.
En pleno casco histórico de la bellísima ciudad de San Sebastián -en vasco Donostia o Donosti-, antiguamente conocida como la "Bella Easo", se encuentra el Museo de San Telmo.
En este museo podemos contemplar, hasta el próximo 28 de septiembre de 2014, una apasionante exposición sobre indumentaria del siglo XVIII con fondos pertenecientes a la colección de este centro artístico.
La muestra plantea un completo recorrido por la indumentaria aristocrática del Siglo de las Luces, estructurada en varios apartados, muy bien documentados y con tejidos y bordados de excelente calidad. Es la primera vez que se exponen en el museo.
Gran parte de los fondos proceden de la donación de la esposa del pintor Santiago Arcos (Santiago de Chile 1852-San Sebastián 1912).
También podemos encontrar en esta muestra, cuadros, grabados y publicaciones alusivas a la moda y al arte dieciochesco.
Grabados del siglo XVIII procedentes de los fondos del museo San Telmo. |
Casaca de seda verde clara, con motivos decorativos florales en rojo y verde e hilo metálico. Presenta diez botones grandes de adorno, forrados en hilo de oro y cierre real con corchetes. El calzón está confeccionado con el mismo tejido que la casaca. Lleva cierre de trampa.
Abanico y cajita de carey y plata para rapé. |
Chupa masculina en satén de seda color marfil forrada en lino con bordados de motivos fitomorfos y cuello de pie. Presenta bolsillos con tapilla. |
Casacas
Calzón de seda en tono hueso forrado de lino. Lleva bragueta con cierre de dos botones. Junto con la chupa y la casaca formaba el terno habitual en el modo de vestir del siglo XVIII. A la derecha, otro calzón masculino, en este caso de color beige forrado de lino. Presenta amplia pretina con botones forrados y cierre de trampa. El calzón se mantuvo a lo largo del siglo XIX, llegando a convivir con el pantalón largo, que adoptó con frecuencia el sistema de cierre de trampa. El cierre de trampa perduró en la indumentaria popular hasta el siglo XX.
Los calzones evolucionaron poco a lo largo de los siglos, pero en el caso de España, cuando los sastres cambiaron la portañuela que cerraba la delantera del calzón por una bragueta más cómoda, los moralistas se indignaron ante tal indecencia y la Inquisición la prohibió. Llegó a permitirse su uso solo a los verdugos. Con el tiempo, la bragueta acabó imponiéndose.
Casaca femenina. Las casacas o caracos se acompañaban de faldas que podían ser de distinto tejido. |
Jubón o pirro. Así se llamaba en la España del siglo XVIII a este tipo de cuerpo femenino. Era una prenda de utilización diaria y cercana a la indumentaria popular aunque su uso se extendió entre la aristocracia. Solía ir acompañada de una saya, habitualmente confeccionada con otro tejido. Este tipo de combinación se mantuvo en el siglo XIX en la indumentaria popular. En este ejemplo es un jubón de seda rosa con bordados florales en tonos azul, verde, rosa y crudo. |
En primer término, "vestido a la francesa" en seda con aplicaciones metálicas de lentejuelas, tachuelas, cristales… La abertura frontal inferior deja ver una falda interior llamada brial. Partiendo del escote trasero, los pliegues se abren hasta el bajo del vestido a modo de cola.
Vestido de cóctel en gros de Nápoles azul turquesa del diseñador vasco Cristóbal Balenciaga (1936). Es un ejemplo espectacular de la influencia de la moda rococó en este gran diseñador de la Alta Costura.
Chal neoclásico en lampás de seda. Presenta motivos florales y luce el perímetro ornamentado con galón dorado.
Delantal de tafetán de seda rosa con motivos decorativos florales bordados en seda.
Durante el siglo XVIII el delantal se incorporó al vestuario de las mujeres más acaudaladas con un fin meramente ornamental. Llegaron a ser verdaderas obras de arte y se realizaban con todo lujo de materiales y riquísimos bordados. Predominaban los motivos decorativos de carácter vegetal.
Esta almohadilla -que se empleaba como alternativa al tontillo (panier) o al miriñaque- consistía en dos armazones iguales de varillas arqueadas. Podía estar realizada en distintos tejidos. Presenta cintas ataderas para su correcta colocación en la cintura.
Cotilla o corsé de seda amarilla con motivos decorativos florales azules. El escote es recto y está emballenado y forrado con lino. Recordemos que las barbas de las ballenas se convirtieron en el material más apreciado para la confección de los corsés ya que eran flexibles, resistentes y duraderas. Las mujeres los usaban desde su infancia, tanto de noche como de día, a pesar de que los médicos o filósofos como Rousseau criticaban su uso en vano.
Camisa infantil en tafetán de seda rosa. Presenta canesú y escote redondo. Es de forma acampanada y las mangas son anchas y sin cierre en el puño. Hacia finales del siglo XVIII no existía todavía el concepto de "ropa infantil". Se han conservado pocos ejemplos de este tipo de indumentaria del siglo XVIII. Gracias a la influencia roussoniana empieza a valorarse la idea de crear vestidos prácticos y cómodos. Serían los ingleses los que preconizarían la confección de vestidos racionales y adecuados al cuerpo de los niños, evitando así, formas opresivas. |
Túnicas dalmáticas. Las dalmáticas eran un tipo de vestidura litúrgica que utilizaban los diáconos en celebraciones solemnes. En este caso vemos varias dalmáticas de seda decoradas con motivos florales en diferentes colores y galones dorados de adorno. Al fondo a la izquierda, una capa pluvial.
Capa pluvial. Es un tipo de indumento que se utilizaba en las procesiones para resguardarse de la lluvia.
PARA SABER MÁS:
Audiovisual explicativo sobre la restauración de las piezas expuestas en la exposición
Fuentes documentales de los textos: paneles explicativos de la exposición y elaboración propia.
Fotografías: Ana Galván
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