La indumentaria romana aparece reproducida en numerosos cuadros del siglo XIX
1. Introducción
1.1. Marco cronológico y geográfico
Entre la fecha mítica de la fundación de Roma (753 a de C) y la de su caída (476 d. C.: invasiones bárbaras) se desarrolla una de las civilizaciones más brillantes de toda la historia de la humanidad.
Roma, en un principio sólo una ciudad, se convirtió en la capital de un inmenso imperioque abarcó gran parte del mediterráneo (el Mare Nostrum): Italia, Grecia, Hispania, norte de África, Asia Menor, etc.
1.2. El Contexto. Sociedad, Arte y Cultura
Es difícil entender Roma sin la influencia de Grecia, conformando ambas dos piezas de una misma unidad, el mundo clásico.
Recordemos que Grecia fue definitivamente incorporada al imperio romano en el año 145 a.C. La civilización griega trasmitió a Roma el ideal de belleza clásica. Pero es esencial también las aportaciones de los etruscos, base esencial de la cultura romana.
Como ocurría con Grecia, Roma será otro de los pilares de la futura cultura occidental.
Su religión se asemeja mucho a la griega, ya que de ella toma sus dioses, aunque cambiándoles el nombre, a los que añadirá además dioses locales y otros heredados de los etruscos, sus emperadores divinizados… Recordemos que el cristianismo surgió en plena época del Imperio romano en una zona romanizada, Palestina. Pero pronto los cristianos empezarían a ser perseguidos por los propios romanos hasta que en el siglo IV d. C. pasó a ser la religión oficial del Imperio. El último siglo del imperio romano es cristiano.
Tres formas de gobierno se desarrollaron sucesivamente en la civilización de la antigua Roma: monarquía –etrusca-, república e imperio. Era una sociedad esclavista que distinguía entre ciudadanos y no ciudadanos. Los esclavos que conseguían la libertad eran llamados libertos.
El arte romano va estrechamente ligado al poder político: presenta un fuerte carácter propagandístico a mayor gloria de Roma –Caput Mundi- y de su imperio.
Los romanos nos dejaron como legado cultural: el derecho romano –base de nuestra legislación-, el idioma (el latín), el arte (desarrollaron todas las artes tanto las bellas artes como las artes decorativas) y las obras de ingeniería como calzadas, puentes y acueductos. Del latín derivan las lenguas romances o románicas: español, francés, italiano, portugués, rumano…
El latín fue uno de los factores que propició la cohesión, la unión del imperio. Será el vehículo de comunicación y expresión por todo el Mare Nostrum y su presencia era cotidiana ya que aparecía en los manuscritos, monedas, inscripciones, relieves, pinturas, etc. Durante siglos será la lengua que se hablará en Europa hasta que surjan los diversos idiomas de nuestro continente en la Edad Media.
La Iglesia católica lo considerará su idioma por antonomasia. Los romanos tenían una máxima: “la palabra escrita perdura”, daban por lo tanto, mucha importancia a la escritura.
Entre las obras maestras del arte romano se incluyen templos (Maison Carré de Nimes; el Panteón de Roma), anfiteatros (Coliseo romano), pinturas, mosaicos, retratos, y todas las artes decorativas
En el mundo romano, a pesar de su magnitud, no hubo formas de arte locales, sino que en todas las provincias se trató de realizar el modelo de la capital.
Ejemplo de inscripción latina; el origen del grafiti se encuentra en muchos edificios de Pompeya y Herculano; dos ejemplos pictóricas que muestran las tablillas de cera sobre las que se escribía en época romana
Hispania, producto de Roma
Los romanos tardaron dos siglos en conquistar España –con tremendas luchas- desde el siglo III antes de Cristo hasta el año 19 antes de Cristo (siglo I a. C.). Cuando España fue romanizada, Hispania, fue una de las provincias más importantes del Imperio, siendo cuna de emperadores (Trajano, Adriano..), escritores (Marcial) y filósofos (Séneca). Entre los principales monumentos de arte romano en España destacan el acueducto de Segovia y el teatro de Mérida.
2. La Indumentaria en la Antigua Roma
2.1. Fuentes para su Estudio
El estudio de la indumentaria de la Antigüedad es un instrumento vital para conocer el estilo de vida de nuestros antepasados.
Los vestigios materiales de indumentos romanos que nos han llegado son escasos. Nos proporcionan una información valiosísima sobre los tejidos utilizados, los tintes, etc. Se conservan en museos arqueológicos y de artes textiles.
Las fuentes iconográficas sobre la indumentaria de la antigua Roma son numerosas: esculturas (como la de Augusto Prima Porta), pinturas (como ésta encontrada en la Domus Áurea de Nerón en Roma), mosaicos, orfebrería (pátera de oro de Rennes, c. 210)
En cuanto a las fuentes iconográficas proceden de esculturas –tanto relieves como figuras exentas-, pintura, mosaicos e incluso artes decorativas (representaciones figurativas en artes del metal, joyería, orfebrería, etc.)
Asimismo hay que tener en cuenta las referencias a la indumentaria que aparecen en las fuentes documentales (Plinio el Viejo, Tácito) y literarias (Cicerón, Quintiliano, Catón, Juvenal, Marcial, etc.)
2.2. Claves de la Indumentaria de la Antigua Roma
La indumentaria de la Antigua Roma es una de las mejor conocidas de la Antigüedad, y ha sido reproducida en pinturas y esculturas de distintas épocas hasta la saciedad –particularmente en el siglo XIX-.
En los siglos XX y XXI es el cine “péplum” el que ha popularizado esta civilización.
Se basa en la indumentaria griega y etrusca, con aportaciones orientales.
Vestirse en Roma no era un mero acto de cubrirse y embellecerse. En efecto, la indumentaria romana a través de las tipologías de indumentos, los tejidos o el color se configuraba como un símbolo identitario del estatus social, económico e incluso político de los habitantes de su imperio, distinguiendo claramente entre ciudadanos y no ciudadanos. Era un espejo de su sociedad.
Roma, Caput Mundi, mucho más que la civilización griega, buscará crear vestimentas de opulencia y lujo acorde con sus estamentos rectores de la sociedad. Roma superó a Grecia en suntuosidad y magnificencia en el vestir.
La pasión por el lujo –concepto de origen oriental- fue acorde con los gustos refinados de las élites imperiales, amantes del arte y del hedonismo.
Conviene recordar que los romanos expoliaron incalculables tesoros que comenzaron a engrosar las arcas estatales y privadas en las que figuraban cantidades enormes de monedas de oro y plata, coronas, vajillas, joyas o piedras preciosas que suministraron ciudades como Siracusa, Corinto, Atenas o Delfos, así como localidades de Macedonia o Asia Menor. Lo ya iniciado en la última época republicana, se afianza en el siglo I de nuestra era, a lo largo de la dinastía Julio-Claudia, que vuelve a despojar a las sufridas ciudades griegas de sus últimos restos de riqueza y aún más cuando las ampliaciones de las conquistas imperiales en el Oriente ponen a estos romanos en contacto con un lujo extremo y una opulencia que supera los sueños occidentales.
Catón el Viejo y Cicerón, dos azotes contra el lujo y la corrupción de las tradiciones romana
Nada sirvieron contra esta insaciable carrera los escritos o discursos de quienes como Tito Livio, Catón, Cicerón y muchos historiadores, literatos o filósofos, pretendían conservar intacta la tradicional sobriedad de costumbres, sinónimo de virtud para ellos, que, a salvo durante algunos siglos, fue uno de los valores morales de Roma llamado a desaparecer en primer lugar.
En este sentido, hay que señalar que hubo leyes y regulaciones que censuraban el lujo extremo por lo que se refiere a la utilización de suntuosos vestidos y joyas, especialmente si eran llevadas por mujeres. Un político, escritor y militar romano llamado Marcus Porcius Cato, conocido como Catón el Viejo (234-149 a de C) y apodado el Censor –Censorius- fue el impulsor de estas normas restrictivas. Y es que en su trabajo como censor, fue un acérrimo defensor de las tradiciones romanas en contraposición al lujo de la corriente helenística procedente de Oriente. Tan estricto fue y tanto predicamento tuvo, que incluso en Roma, no estaba bien visto que los senadores llevaran joyas de oro, ni siquiera en privado.
La indumentaria romana perduró durante siglos influyendo en la vestimenta bizantina y la medieval.
Los niños llevaban versiones en pequeño de la ropa de los adultos.
Como sabemos la mayor parte de la indumentaria romana se basa en la griega, especialmente la toga que corresponde al himation griego y a la tebenna etrusca.
Los materiales utilizados eran muy similares a los de los antiguos griegos pero el proceso de fabricación había mejorado siendo los tejidos de mucha mejor calidad.
Empleaban lana, seda y algodón así como lino, pieles (cuero, etc.)
La lana era la fibra más utilizada, y eran muy cotizadas las prendas de lana de Tarento. Continuaban innovaban buscando mejorar la calidad de los tejidos que producían y consumían. La seda, como era habitual en otras culturas, era muy costosa, al alcance de muy pocos.
El cuero y la piel –de oveja o cerdo- en general, fueron utilizados para protegerse del frío pero sobre todo para el calzado y los cinturones. Llevar pieles de animales era muy popular entre las legiones romanas. La cabeza del animal la portaban sobre los cascos.
En la fabricación de los tejidos utilizaban herramientas similares a las que fueron usados en la Edad Media.
Utilizaban tintes procedentes sobre todo de Tiro, en el Líbano (antigua Fenicia). Era muy codiciado el colorante púrpura o violeta que procedía de un molusco marino– el Murex -. El color rojo-púrpura era el color de los emperadores y el que llevaban en sus estolas las mujeres más adineradas.
Entre los tintes vegetales el más habitual era el índigo que propiciaba sombras azules y amarillas. Según Plinio el Viejo, el color negro era más preferido que el rojo. El amarillo lo obtenían del azafrán, era muy caro y reservado para las mujeres casadas o las Vírgenes Vestales. Había muchos menos colores que en nuestra época actual.
Fresco romano de una fullonica –tienda de tintoreros- de Veranius Hypsaeus en Pompeya, Museo Arqueológico Nacional, Nápoles; fullonica de Ostia Antica, el puerto de Roma, a dos pasos del actual aeropuerto de Fiumicino (Roma)
Las fullonicas eran las lavanderías-tintorerías de la época. En ellas se utilizaba orín humano para blanquear la ropa y fijar los colores de los tintes. Ej.: la fullonica del puerto de Roma (Ostia Antica).
2.3. Tipologías de Indumentaria Romana Masculina y Femenina
Las túnicas son el indumento por antonomasia de la vestimenta romana. Eran muy diversas, siempre más cortas para el hombre que para la mujer (largo talar).
Podemos distinguir entre:
Podemos distinguir entre:
*Indumentos para mujeres: Estolas y Palla o Palio
*Indumentos para hombres: Túnica y Toga
*Las túnicas específicas para las mujeres se denominaban ESTOLAS – stola en latín -. Son el equivalente en Roma del chiton griego. Y el chal o manto que llevaban por encima era la PALLA O PALIO (la himation griega).
Las novias cristianas vestían de blanco, con velo. El color blanco, hoy como ayer, era símbolo de pureza y castidad.
Las paganas llevan también velo pero de color amarillo anaranjado. Las novias solían llevar un cinturón de nudo de Hércules, como en Grecia (Heracles), de carácter apotropaico para promover la fertilidad, ya que ese héroe tuvo setenta hijos. La costumbre de los anillos en las bodas procede de Roma.
Pintura romana que se conserva en los Museos Vaticanos. Muestra una joven con traje de novia blanco, propia de las cristianas
Las paganas llevan también velo pero de color amarillo anaranjado. Las novias solían llevar un cinturón de nudo de Hércules, como en Grecia (Heracles), de carácter apotropaico para promover la fertilidad, ya que ese héroe tuvo setenta hijos. La costumbre de los anillos en las bodas procede de Roma.
Reconstrucción-aproximación de cómo podían ser las túnicas romanas
El indumento más habitual entre los hombres romanos eran las TÚNICAS de manga corta, atadas a la cintura con cinturón. Se llevaba habitualmente en los interiores de los edificios y era la prenda habitual de niños y esclavos. Las túnicas que llevaban los corredores de cuadrigas estaban teñidas según el color de su facción con la que competían.
La TÚNICA DALMÁTICA procede de Dalmacia (actual Croacia) y surgió en esa zona cuando estaba bajo el poder del Imperio romano. Esa túnica influirá en la vestimenta eclesiástica (sacerdotes) perviviendo hasta la actualidad.
Tenía manga corta o sin mangas, pero en la época imperial presentaba mangas. Estaba hecha de lana, lino o seda, y habitualmente la portaban los más pudientes y más tarde pasó a ser un indumento esencialmente eclesiástico –el origen del que llevan hoy los diáconos en las celebraciones litúrgicas-. Se usaron en todo el imperio romano desde el siglo II.
Con todo, el manto más famoso de los romanos era la TOGA, símbolo de la ciudadanía masculina.
La toga romana, el indumento más representativo de la antigua Roma En la imagen: toga candida, toga praetexta, toga pulla y toga picta
Eran indumentos realizados en lana, pesados y de gran tamaño, pudiendo llegar a medir seis metros de largo por dos de ancho. Se llevaba enrollada alrededor del cuerpo. Era de corte elíptico, cerrada por abajo y abierta por arriba hasta la cintura. Se blanqueaban con orines y otros productos en las fullonicas. Eran prendas caras, exclusivas de ciudadanos romanos.
La incomodidad de llevar puesta semejante prenda la hacía impracticable para cualquier trabajo físico. Era imposible que uno mismo se pudiera poner esta túnica, era necesaria la ayuda de otra persona –habitualmente un esclavo- para colocarla correctamente.
Las estatuas de los emperadores servían de modelo para ajustarla con propiedad.
Existía una gran variedad de tipologías de togas, en función de la finalidad, incluso de la edad: toga virilis –la habitual en los ciudadanos a partir de los 15-16 años; toga picta –con bordes dorados y distintos ornamentos-, la llevaban los generales victoriosos; toga praetexta (la llevaban los magistrados y los niños); toga candida (blanca, para candidatos políticos); toga pulla –negra, para funerales-; togas senatoriales (con ribetes púrpuras) etc.
2.4. Trascendencia de la Indumentaria Romana
La moda romana influirá en la del movimiento cultural llamado Neoclasicismo, durante los siglos XVIII y XIX pero sus efectos perduran hasta nuestros días.
Ejemplos pictóricos neoclásicos (siglos XVIII-XIX) que muestran la moda de la época bajo la influencia de la indumentaria grecorromana
2.5. La Ropa Interior en la Antigua Roma
La ropa interior era muy simple, ya que eran sencillas fajas de tejido que sujetaban el pecho o protegían los órganos sexuales. Los hombres llevaban calzoncillos de cuero o lino.
Ropa interior masculina; mujeres practicando deporte, Mosaico de la villa romana de Casale en Piazza Armerina, Sicilia
Era la única prenda usada por esclavos y gladiadores, aunque los gladiadores portaban muy variados indumentos.
La túnica, que era la prenda básica para todo, también se usaba para dormir.
Ejemplos de fascia pectorali
Las mujeres a veces usaban una especie de sujetador llamado fascia pectoralis que literalmente quiere decir faja de pecho. También era denominada strophium o mamillare.
3. Accesorios. Calzado. Adornos y Joyas
3.1. El Calzado Romano
El calzado romano se base en el griego. Se fabricaba en cuero. La mujer solía usar sandalias. El hombre utilizaba calceus, una especie de zapato cerrado, y la caliga, calzado militar, una botita. El nombre del emperador Calígula deriva de ahí, era el “botitas”.
Medias de lana, zapatos de piel y un trozo de una manga procedentes de una tumba romana del siglo II (Martres de Veyre), Museo Textil de Clermont Ferrand, Francia.
Los actores llevaban zapatos de corcho con altas plataformas derivados de los coturnos griegos. Había zapatos realizados en madera.
3.2. Peinados y Tocados. Joyas
Los romanos cuidaban mucho su aspecto externo. Los peinados los solían realizar los esclavos en las casas.
Los peinados romanos podían llegar a ser verdaderas obras de arte
En Roma no era costumbre llevar el cabello largo como los bárbaros del norte, pero sí barba y bigote.
Busto del emperador Julio César, con el característico peinado hacia adelante para disimular su más que incipiente calvicie, Museo Arqueológico de Nápoles; busto del emperador de origen español Adriano, con bigote y cuidada barba, Palacio de los Conservadores, Roma
Durante la República las mujeres romanas se peinaban de forma sencilla con un moño. En la época imperial, sin embargo, los peinados alcanzaron una gran complejidad. Se convirtieron en un elemento esencial de la apariencia.
Las modas en los peinados se transmitían a través de las monedas, por eso llegaban a todo el imperio.
Las modas en los peinados se transmitían a través de las monedas, por eso llegaban a todo el imperio.
En los retratos femeninos escultóricos se otorgaba una gran importancia los peinados y tocados. Gracias a ellos, podemos fechar o datar cuando fueron realizados. Espectaculares son los peinados femeninos llamados “nidos de avispa” realizados con el instrumento llamado trépano –con el que se realizan pequeños agujeritos en la escultura-.
Eran habituales los tintes, no tanto para disimular las canas como para cambiar de aspecto y seguir la moda. La elección del tinte no era baladí: indicaba toda una declaración de intenciones: el pelirrojo y el azul eran indicados sólo para las cortesanas y era sinónimo de mujeres “poco serias”.
Les gustaba mucho teñirse de rubias, y de negro “ébano”. Los hombres también se teñían el pelo.
Importaban, además, pelucas de pelo negro de la India y rubias de Alemania y eran frecuentes los postizos.
Retratos de El Fayum (siglos I-IV d C): obsérvese el gusto por las cejas muy pobladas y negras que maquillaban con diversos pigmentos
En cuando al maquillaje, se pintaban las mejillas y los labios de rojo, con sedimentos de vino tinto. Se pintaban los ojos con cenizas y polvos de antimonio, incluso con hormigas machacadas y con la tinta negra de sepia.
A los antiguos romanos les gustaba adornarse con joyas de influencia etrusca y griega: diademas para el pelo, pendientes, collares, anillos, brazaletes, fíbulas, camafeos , etc. Eran joyas suntuosas, de rica policromía, realizadas en oro, plata, vidrio, perlas y gemas de colores como esmeraldas, amatistas, ónix, granate…ya que les gusta mucho la policromía que se obtiene al engarzar las piedras preciosas con metales nobles.
Joyas romanas de oro y granate; anillo con retrato; anillo con moneda que representa al emperador de origen español Marco Aurelio, siglo II, Museo Británico
La variedad de materiales utilizados en sus joyas es debido a las posibilidades que el Imperio les propiciaba en obtener tan preciadas gemas a través de toda la zona mediterránea. Además tenían una extensa red de comercio –favorecido por sus vías o calzadas- que les permitía acceder a exóticos materiales y piedras preciosas gracias a la Ruta de la Seda que unía Oriente con Occidente.
Una de las piedras favoritas de los romanos, fue el ámbar. De hecho, establecieron la “ruta del ámbar” para transportar tan preciada gema desde Gdansk (actual Polonia), que era el centro de producción de esta piedra más importante, a todo el Imperio.
A finales de esta civilización, las gemas más exóticas procedentes de la India o Sri Lanka como los zafiros y topacios, fueron muy apreciadas.
Al parecer, la costumbre de la sortija de compromiso surgió en la antigua Roma. En un principio era un simple aro de hierro –siglo I- y a partir del II d. C. se realizaba en oro. El anillo era un símbolo de promesa de amor eterno…
Los cristianos adoptaron la costumbre romana, convirtiendo al anillo en una parte de la ceremonia matrimonial.
En general, los anillos romanos solían estar realizados en oro o electrón –palabra procedente del latín electrum- que era una aleación de oro y plata. Con frecuencia llevaban una piedra semipreciosa que podía ser usada con cera caliente para sellar documentos.
Estatua de un niño romano. Lleva puesto la bulla. Ejemplo de bulla
Estatua de un niño romano. Lleva puesto la bulla. Ejemplo de bulla
De carácter apotropaico eran las Bulla, que llevaban los niños desde que eran bebes. Consistía en una cadena con un estuchito con un amuleto, con frecuencia símbolos fálicos para potenciar su masculinidad. Estas piezas podían estar realizadas en diferentes metales, la más popular era el oro. También había anillos de oro con motivos fálicos para propiciar la buena suerte. Las niñas también llevaban bulla con amuletos en una cadena o cuerda hasta el día de su boda.
FUENTES DE DOCUMENTACIÓN
Bibliografía
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*Fernández-Villamil, C., Las artes aplicadas, Tomo 1, Madrid, 1975.
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*Laver, J., Breve historia del traje y la moda, Madrid, Cátedra, 1988.
*Rieff Anawalt, P, Historia del vestido, Blume, Barcelona, 2008
Recursos en Red