Las bases de la cultura griega se encuentran en la civilización cretense y micénica. Fueron el embrión de lo que sería más tarde la floreciente cultura griega.
Toda la historia del arte griego debe empezar por el estudio del papel que ha desempeñado en su formación la isla de Creta –puente entre Grecia y Egipto-. En la isla de Creta, un lugar estratégico al sur de las costas de Grecia y Asia Menor, se desarrolló entre la Edad de Bronce y la Antigüedad una civilización agrícola y comercial llamada cretense o minoica (por el rey de Creta que se llamaba Minos). Esta civilización, que fue una talasocracia (: dominio del mar), se desarrolló durante el segundo milenio antes de Cristo. Creta tenía contactos con otros pueblos (Oriente, Egipto…). Allí se produjo un gran desarrollo de sus ciudades –sin fortificar- y surgieron numerosos palacios como Knossos (de c. 2000 a de C), Faistos y Hagía Triada. Por su parte, en las ciudades griegas de Micenas, Tirinto y Pilos, fuertemente amuralladas con muros ciclópeos (: gigantescos) porque fueron pueblos muy guerreros, encontramos algunos ejemplos muy interesantes de arte y arquitectura prehelénica. En concreto la Puerta de los Leones (c. 1300 a de C) y el Tesoro de Atreo (c 1500 a de C).